MARÍA OLIMPIA DE OBALDÍA
POR: ROBERT A. GOODRICH V. *
Sin duda alguna estos homenajes a Grandes Mujeres Panameñas son piezas de valor literario y cultural que espero les este gustando a todos aquellos que tienen la oportunidad de leer las mismas en esta ocasión nos referiremos a la alondra chiricana, la gran poetisa panameña María Olimpia de Obaldía.
Desde muy niña demostró su inclinación poética: los primeros versos suyos que se conservan fueron escritos a los diez años, con motivo de la Navidad. Hizo sus primeros estudios en Dolega y terminó la escuela primaria en la Ciudad de David, la cual es la cabecera de Chiriquí. Luego se trasladó a la ciudad de Panamá para ingresar en la Escuela Normal de Institutoras en donde recibió el diploma de Maestra de Enseñanza Primaria en 1913. Ejerció el magisterio hasta enero de 1918 cuando contrajo matrimonio con José de Obaldía, con quien tuvo siete hijos.
Publicó su primer libro, Orquídeas, en 1926. En noviembre de 1929, por iniciativa del Instituto Nacional de Panamá y de su Rector de entonces, doctor José Dolores Moscote, se le tributó un apoteósico homenaje nacional que culminó con su coronación con laureles de oro en un acto solemne celebrado en el Teatro Nacional de Panamá, y en el cual recibió el título de María Olimpia de Panamá.
Fue miembro de número de la Academia Panameña de la Lengua desde 1951 hasta su fallecimiento.
María Olimpia de Obaldía manifestó en muchas ocasiones que sus poesías son puras manifestaciones de su espíritu, expresadas con toda naturalidad y sin ceñirse a ninguna escuela. En una charla que dio en el Instituto Justo Arosemena en 1960 señaló: «La mejor biografía de un poeta son sus propios versos; en ellos el alma se retrata nítidamente, porque en cada uno queda impreso el sentimiento que animó su concepción». Asimismo, después de comentar su poema Ñatore May a través del cual plasma el sufrimiento de la mujer Ngöbe, dijo: «No seré yo crítica de mi propia obra, pero sí quiero decirles que estos versos expresan fielmente mi sentir de mujer cristiana y mi solidaridad con los humildes, con los más desamparados de la vida. Yo considero que la mujer guaymí, por india y por mujer, es el ser más digno de compasión en el istmo de Panamá. Por ella y para ella estará siempre mi palabra a flor de labio, como una oración».
Los temas básicos de las poesías de María Olimpia se relacionan con el hogar y con la naturaleza. Algunos de sus poemas figuran en antologías de la poesía latinoamericana; algunas de sus poesías han sido traducidas a diversos idiomas, muchas han sido publicadas repetidamente en diarios y revistas de toda América Latina.
Recibió, además de las medallas que por suscripción popular le fueron otorgadas en su apoteosis de 1929, la condecoración de la Fundación Internacional Eloy Alfaro; la Medalla del Club de Leones de Panamá como «poetisa de la maternidad»; las medallas conmemorativas de los Congresos de Academias de la Lengua celebrado en México (1951) y Colombia (1969); la Medalla al Mérito del Partido Liberal Nacional de Panamá; la condecoración de la Orden de Rubén Darío, en grado de Comendador, concedida por el Gobierno de Nicaragua con motivo del cincuentenario de la muerte de Rubén Darío (1967). En 1976 recibió la concecoración de la Orden Vasco Núñez de Balboa, en grado de Comendador, de la República de Panamá, con ocasión de la publicación, por parte del Club Kiwanis, con la colaboración del Instituto Nacional de Cultura, de su Obra Poética completa. En 1983 recibió la condecoración de la Orden Belisario Porras, en grado de Gran Oficial, y la Augusta Cruz Insigne Pro Ecclesia et Pontifice otorgada por el papa Juan Pablo II. En 1975, la Asociación de Estudiantes de la Universidad Católica Santa María La Antigua le otorgó el galardón Rana de Oro.
Falleció en la ciudad de Panamá el 14 de agosto de 1985.
Mi Bandera , por
María Olimpia de Obaldía
De tela humilde o de luciente raso
-nada importan su brillo o calidad-
es mi bandera símbolo precioso
de mi Patria adorada, Panamá!
Se alza como ala de ilusión suprema
en vuelo majestuoso hacia el azul
buscando siempre la amplitud del cielo,
enamorada eterna de la luz.
Sus pliegues vibran como flores vivas
sedientas de los ósculos del sol
mientras enciende su divino efluvio
en las almas patriótica emoción.
Y cuando sube el pabellón que encierra
Pretérito, Presente y Porvenir,
es la Patria que expresa sus anhelos
de mantenerse libre y ser feliz.
Es Panamá que busca su destino
por senderos de Bien y de Verdad
haciendo suya la inmortal proclama:
Libertad, Igualdad, Fraternidad ...!
Del libro: Parnaso Infantil
Post Umbra , por
María Olimpia de Obaldía
Mi corazón el tuyo presentía;
buscaba tu alma mi alma soñadora,
y te esperaba al despertar la aurora
y te llamaba cuando el sol moría.
Tu alma acudió al reclamo de la mía,
y el esquife de amor, con rara prora,
hacia la playa de la dicha mora
las llevó bajo el sol que sonreía.
Juntas habitan esa tierra hermosa,
y unidas seguirán, aunque celosa,
la Muerte, con crueldad, de ti me aparte,
pues, cuando a solas, llores mi partida,
en una estrella mi alma convertida,
por escalas de luz vendré a besarte...
Ñatore May , por
María Olimpia de Obaldía
"¿Comuniyó?" pregunto
a la india macilenta
que en pos de su hombre adusto
marcha con lento andar.
"Ñatore may" contesta
sin levantar los ojos:
-tan sólo mira el polvo,
remedo de su faz.
"Ñatore"... y la doblega
la mochila a la espalda
y la agobia la curva
de su misión fatal...
Y su hijo cuando nazca
acaso muera inerme,
que sólo puede darle
el jugo maternal;
su leche macerada
con golpes del marido;
caldeada por la piedra
en donde muele el pan:
mezclada con fermentos
de incógnitos rencores,
de anhelos subconscientes
inmensos como el mar...
¡"Ñatore"... y sus vestidos
son sucios, harapientos;
su hogar húmeda choza,
su lecho un pajonal...
"Ñatore"... y nunca supo
de mimos ni de besos...
Descanso jamás tuvo
su cuerpo de animal...!
¡Y la llaman "hermana"
los que siguen a Cristo
y "camarada" dicen
los que en vanguardia van,
pero ella no comprende
ni aquél ni el otro idioma,
ella tan sólo sabe
decir: "Ñatore may"...!
Prosigue con sus fardos
sin que el "hermano" diga:
"he de aliviar tu carga,
he de calmar tu mal";
sin que llegue tampoco
activo "camarada"
y logre en noble esfuerzo
su vida humanizar.
Continuará su marcha
doblada sobre el polvo
que pisaron caciques
del nativo solar,
diciendo a su Destino:
"Ñatore may, ñatore"
porque piensa que es éste
su círculo fatal...
Los cuatro siglos fueron
sobre su casta humilde
cuatro hojas desprendidas
del árbol secular;
las humanas reformas
no han rozado su vida,
en ella se hizo carne
todo el zumo ancestral.
Retornará a la tierra
sin saber que vinieron
hombres de gran espíritu
su raza a libertar:
¡Colón con sus navíos
Bolívar, con su espada,
y, sobre todo ellos,
Jesús con su verdad...!
Y al caer a la tumba
cual bestia fatigada,
gozará las caricias
de la madre eternal
y entonces, sólo entonces
será justa su frase
al decir resignada
a Dios: "Ñatore may"...!
Poema a Urracá, por
María Olimpia de Obaldía
¡Paladín de mi raza! Tu pedernal invicto
a través de los siglos lo miramos brillar;
y en la noche del tiempo tu prepotente grito
aún vibra, proclamando gloriosa libertad.
Amabas tus montañas, tus mares y tus selvas,
cual patrimonio santo que te legara Dios,
y al verlas profanadas por huestes extranjeras
tu orgullo de cacique colérico se alzó,
y juraste por todos tus dioses seculares
no entregar al reposo tu cuerpo de titán,
mientras alzar pudieras el arma formidable
digna del brazo tuyo: tu rudo pedernal.
Aquel audaz guerrero que doblegó el orgullo
de los altivos hijos del Imperio del Sol
luchó, sin alcanzarlo, por abatir el tuyo,
por mirar, desmayado tu brazo de campeón.
De Soto y Espinosa, Campañón y Albites
midieron con el tuyo su singular valor,
mas como en lucha honrada no pudieron rendirte
tejieron en la sombra la red de una traición;
pero tampoco pudo la negra felonía
mancillarte el escudo de egregio paladín
que, enardecido el fuego de tu sangre bravía,
fundió los eslabones de la cadena vil.
Dos lustros te miraron como fieras en acecho,
bajo el cielo apacible o en la noche invernal,
defendiendo con brío tu codiciado suelo
sin sentir la fatiga, sin rendirte jamás.
Tus playas adoradas, tus mares y tus selvas
indómito te vieron su libertad guardar
y sólo la invencible demoledora eterna
pudo en su seno frío hacerte reposar;
mas, al cerrar por siempre tus ojos luminosos
que tu pueblo miraba cual mágico fanal,
tus labios maldecían al extranjero odioso
y fue tu postrer grito: ¡Viva la libertad!
La sangre libertaria que rebullía en tus venas
palpita todavía en más de un corazón
de los que aquí traemos, como inmortal ofrenda
laureles que la Gloria para tus sien tejió;
y al ver sobre ese plinto tu figura arrogante
_símbolo de una raza que es la nuestra también,_
conmovida y ufana la cantora dorace
deja como un perfume su trova en tu laurel...
Mártir de Enero, por
María Olimpia de Obaldía
Estoy pensando en ti, mártir de Enero;
tu juventud en flor sacrificada,
tu holocausto inaudito!.
Todo ha quedado en la paz del cementerio;
sólo persiste el duelo de tu madre,
su llanto silencioso
que se desgrana al compás de su rosario.
Tu coraje perdido
como ceniza al viento
¡fue acaso una lección?.
¿Dejó siquiera
algo más que un recuerdo?
Un recuerdo, sí, imperecedero,
en relicario de tu buena madre;
en el hogar de una memoria triste
y en juveniles círculos
tal vez un motivo
para palabras vacuas,
discursos demagógicos.
Estoy pensando en ti, mártir de Enero.
El alba te ceñía;
un horizonte ilímite llamaba
a tu espíritu inquieto
y tú soñabas sueños luminosos
de porvenir triunfante.
Hoy siento al recordarte
una leve humedad en las pestañas;
llora también la tarde
al despedir un caluroso junio...
Adivino a tu madre
llorando a solas con la tarde triste,
recordando tu vida alegre y sana
que ella miró crecer como una planta
sin saber que ese ser, trozo del suyo,
sería holocausto ante el altar bendito
de la Patria inmortal, madre de todos.
¿La Patria?
¿Qué es la Patria?
Ideal de justicia, de Libertad y Gloria;
aspiración suprema de juveniles corazones ávidos
de más luz y más luz en su camino.
Tú encontraste la Patria en tu bandera
y soñabas mirarla dueña de su destino,
dichosa y respetada
repartiendo sus dones sin codicia.
sin mezquindades
--como enseña Cristo--.
......................................
Estoy pensando en ti, mártir de Enero!.
Me viene tu recuerdo en estos días
de pruebas y angustias
porque escucho rumores de cadenas
y oigo voces que traen extraño acento
ordenando seguir otro camino,
un camino que tú no presentiste
donde se impone el derecho de la fuerza
para romper cimientos,
las bases que en un tiempo sostuvieron
la bandera gloriosa que tú amaste,
en cuyo honor, altivo, deshojaste
tu juventud _ ¡divino sacrificio!.
Tu sueño,
tu ideal
yacen contigo
y la Patria solloza
al pie de la bandera...!
Publicado en: Temas de nuestra América
Nº 107, Enero/1991
Fuentes:
-Wikipedia
-Panamá Poesía
*
Robert Allen Goodrich Valderrama (Panamá 1980): Poeta, escritor, bloguero, Gestor Cultural, Embajador de la Paz con participación activa en más de 40 antologías a nivel mundial sus libros publicados de manera independiente en www.lulu.com y www.amazon.com creador del Blog Mi mundo www.robert-mimundo.blogspot.com del grupo Amor por las Letras y otros grupos. Presidente Nacional U.M.E.C.E.P. Panamá.