Demetrio Korsi
Con queja de indio y grito de chombo,
dentro de la cantina de Pancha Manchá,
trazumando ambiente de timba y kilombo,
se oye que la cumbia resonando está...
Baile que legara la abuela africana
con cadena chata y pelo cuscú;
fuerte y bochinchosa danza interiorana
que bailó cual nadie Juana Calambú.
Pancha Manchá tiene la cumbia caliente,
la de Chepigana y la del Chocó,
y cuando borracha se alegra la gente,
llora el tamborero, llora Chimbombó...
Chimbombó es el negro que Meme embrujara,
Chimbombó es el negro de gran corazón;
le raya una vieja cicatriz la cara;
tiene mala juma y alma de león.
Y el tambor trepida! Y la cumbia alegra!
Meme baila... El negro, como un animal,
llora los desprecios que le hace la negra,
y es que quiere a un gringo la zamba fatal!
Como un clavo dicen que saca otro clavo,
aporrea el cuero que su mano hinchó;
mientras más borracho su golpe es más bravo;
¡juma toca cumbia, dice Chimbombó!...
Vengador, celoso, se alza de un respingo
cuando Meme acaba la cumbia, y se va
-cogida del brazo de su amante gringo-
rumbo al dormitorio de Pancha Manchá.
Del puñal armado los persigue, y ambos
mueren del acero del gran Chimbombó,
y la turbamulta de negros y zambos
siente que, a la Raza, Chimbombó vengó...
Húyese hacia el Cauca el negro bravío
y otra vez la cumbia trepidando está,
pero se dijera que no tiene el brío
de la vieja cumbia de Pancha Manchá...
Es que falta Meme, la ardiente mulata,
y es que falta el negro que al Cauca se huyó;
siempre habrá clientela y siempre habrá plata,
¡pero nunca otro hombre como Chimbombó!
Parque de Santa Ana, por
Demetrio Korsi
Parque de Santa Ana,
por tu pasado y por el porvenir.
¡El primer monumento nacional!
La iglesia se yergue mirándote.
Anoche un negro se casó:
iba vestido de guantes blancos
y una sonrisa blanca.
Mi padre fue un trabajador,
un capitán de dragas, un lobo de mar.
¡Salud, capitán!
En los rompeolas hay algo de sus bíceps,
pulseaba las mareas,
era un experto en horizontes.
!Salud, capitán!
Me infunde pensamientos profundos
el hombre que llegó en aventurero
para engendrar al hombre que le canta al Canal.
¡Canal! Guión de inmensidades,
norte, sur, este, oeste.
¡Oh grúas, que desentrañan los Andes!
¡Oh esclusas, matrices del progreso!
El mundo es Panamá.
¡Campanas de Santa Ana!
Más dulces que los ángeles,
nos cantaron la primera canción
y acaso acompasen la canción del olvido
con el adiós de las palmeras.
El Parque de Santa Ana es el pueblo,
el verdadero pueblo.
Cordialmente allí somos amigos y enemigos,
nos queremos y odiamos con fraternidad.
La iglesia nos vio a todos pequeños.
¡Cuán inverosímil la infancia!
¡Quién pudiese vivirla otra vez
en ti como entonces, Parque de Santa Ana,
levadura de Panamá!
¡Soy el poeta del barrio de Santa Ana!
Ese es mi orgullo. Aquello es mío.
El carretero ha sido mi compañero,
la sirvienta ha sido mi camarada.
Yo conozco los blancos, los negros, los mestizos,
a cada cual le sé su vida y milagros.
Soy auténtico, soy trascendental.
Soy un pedazo del pueblo.
¿Quién no me conoce en Panamá?
Desde el limpiabotas al Presidente.
Señores: Yo necesito el Porvenir...
DEMETRIO KORSI
(1899-1957)
Demetrio Korsi, poeta y periodista profesional, y a veces, diplomático, político y dibujante, nació en la ciudad de Panamá en 1899. Fueron sus padres el Capitán del mismo nombre, de origen griego, y la panameña Elisa Herrera de Korsi.
Efectuó los primeros estudios en la Escuela Santa Ana de Varones, hoy Manuel José Hurtado, y en el plantel de los Hermanos Cristianos, descubriendo enseguida ingénitas inclinaciones literarias. En el Instituto Nacional obtuvo título de Bachiller en Humanidades, llegando a contar, entre quienes lo animaban al cultivo de las letras, con el apoyo de Guillermo Andreve y Octavio Méndez Pereira. Más tarde en norteamérica, motivos de fuerza mayor lo obligaron a interrumpir estudios de medicina, retornando a Panamá para ingresar a la Escuela de Derecho, donde también suspendería esta carrera por razones de salud. Una vez restablecido, se dedicó a menesteres de la abogacía y a colaborar en periódicos y revistas, tanto nacionales como extranjeras.
La inclusión de su nombre en el Parnaso Panameño, editado por Méndez Pereira en 1916, y la forma benévola como eran recibidas sus producciones, alentaron a Korsi a dedicarse al oficio de escritor. Emprende entoces una tesonera actividad literaria alcanzando a diecinueve, en un lapso de treinta y siete años, el número de libros suyos editados por propia iniciativa.
Todos su libros, como las ocupaciones periodísticas y diplomáticas de Korsi, se producen en relación con las fuerzas circunstanciales que determinaban los rumbos de su vida. Si por azar no fue escritor, por dedicarse a escribir llegó a ser poeta, novelista, cónsul y corresponsal en París de una treintena de periódicos y revistas importantes de habla hispana y portuguesa. Ejerció la representación consular de su país en San Francisco de California, en las ciudades francesas de El Havre, Burdeux y Marsella, y en Kingston, Jamaica. Además de las representaciones ocupó cargos burocráticos en la Secretaría de Instrucción Pública y la Biblioteca Colón en Panamá.
En El Havre, en 1926, contrajo Korsi matrimonio con la ciudadana francesa Angela Julian, de cuyo enlace nació una hija. Divorciado, volvió a casarse en 1948 en Panamá con su coterránea Eloisa M. Sandoval, unión de la que nacierón tres hijos: un varón y dos mujeres.
Iniciado como admirador de Chocano, cultivará después la veta humorista, el tema afroíndigena y aspectos varios de la vida en nuestra capital. Korsi vio con simpatías las tendencias que se sucedieron al modernismo, y sin perder su elegancia y señorío poético, ha vestido, en ocasiones, su musa de vanguardismo.
Demetrio Korsi, humorista, bohemio, estudioso del pulso popular y enamorado perpetuo del Parque de Santa Ana, falleció en la Ciudad de Panamá, el 30 de octubre de 1957, mientras pulía los versos de un poema en ciernes.
FUENTE: PANAMÁ POESÍA