El nombre de América, aplicado a nuestro
continente es reciente… En el idioma de la nación Dule,
se le conoce y se le seguirá conociendo por su
verdadero nombre: Abya Yala.
Arysteides Turpana
Madre
y padre piedra:
continente.
Hermano del silencio,
hijo del río.
Compañero de sombra,
escucha:
en el principio era el mar
lento como el abismo.
Entonces
fue la noche
y vino el verbo
y hablaron en sus sueños
las palabras:
¡Sea esta tierra dulce
como la piel de caña!
Y fue Abya Yala
la de la vulva de agua
y volcanes como pechos
(primer día).
Creció Abya Yala
inmensa desde su árbol florido.
El sol volcó su espuma
y engendró entre sus playas
muchedumbres de orquídeas.
Y fue su concha viva
viva fuente
ombligo primigenio
y hubo luna menguante
(día segundo).
Y dijo el Huracán:
¡Reviente
el firmamento
y haya tormenta
y caiga el aguacero
y hierva el continente
de lagartos, de iguanas
y de grillos;
y sean sus bestias
tantas como estrellas!
Y así fue.
Cayó la lluvia a flechas
sobre las sementeras
y zumbaron en las miasmas
las libélulas, las ranas,
los zancudos.
Y hubo en los cardinales
trópicos y nieves
y desiertos y pampas y arco iris
(día tercero).
¡Hágase el jaguar —dijo la luz—
y se hicieron las selvas.
¡Sea el relámpago
la lengua de los valles!
y surgió la anaconda como un río.
¡Vuele hacia el amanecer
el cóndor
y sean sus alas nubes!
Y alzáronse los Andes hasta el cielo.
¡Vénganos un dios!
—gritó la sangre—
y fue el pájaro quetzal, libre y altivo.
Y hubo en los altiplanos
pedernal de fuego nuevo
y serpientes emplumadas
(cuarto día).
El Corazón de la Montaña
habló sobre las serranías:
¡Que sea el maíz
el polvo de mi carne;
que broten de su espiga
los murmullos
y de sus granos
el hueso y la simiente!
Y conmoviéronse
los péndulos
en sus callosidades
y salieron los pellejos
de las grietas
y hubo en sus alfabetos
sangre coagulada
y fueron sus cenizas
macho y hembra.
(quinto día).
Ciñéronse sus lomos
los hijos del follaje.
Milenios de cal y canto
guardaron sus madreperlas
y del hueco de las sombras
hicieron sus paisajes.
¡No prevalecerá
otro nombre en mi conciencia
ni quedará en tus huellas
piedra sobre piedra!
Dijeron,
en sus ruinas, las tinieblas.
Y fue Abya Yala
territorio enigma.
Término de Oriente
y de Occidente.
Y quedaron sus arcanos
sellados para siempre
(sexto día).
Giovanna Benedetti (Panamá, 1949). Estudió Derecho y Ciencias Políticas, especializándose en Derecho de la Cultura y Derecho de Autor en las Universidades de Panamá, Autónoma de Barcelona y Complutense de Madrid. Ha ganado el Premio Nacional de Literatura “Ricardo Miró” en 1981, 1984, 1992 y 2005 en las categorías de ensayo, cuento y poesía. En 1991 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo “José Martí”, en Cuba. Su obra ha sido traducida al inglés, alemán, francés y húngaro. Es además escultora, ceramista y diseñadora digital gráfica. Ha publicado la colección de cuentos “La lluvia sobre el fuego” (1982); los ensayos “El sótano dos de la Cultura” (1985), “Camino de los Andantes: Bolívar y Don Quijote” (1997) y “Lorca: el pentagrama poético de su infinito” (1998); y los poemarios “Entonces, ahora y luego” (1992) y “Entrada abierta a la mansión cerrada” (2006). Recientemente este año 2016 gana el Premio Ricardo Miró en la categoría de cuento.
Fuente: Circulo de Poesía