PARA EL AMOR NO HAY EDAD
POR: ROBERT A. GOODRICH V.
Parecé mentira como pasán los años, Aquí estoy Yo tán sóla, después que mi marido murió hacé ya quince años, jamás pensé que me volvería a enamorar, y mucho menos de esta manera y de quién, el mismo que fué por muchos años, el mejor amigo de mi esposa, las ironías de la vida, permitanme contarles mi historia, antés de ser juzgada.
Hector fué un gran hombre, siempre estuvó conmigo en las buenas y en las malas, como dicén cuando el padre te béndice, prometes serle fiel en la salud y en la enfermedad, amarla, respetarla hasta que la muerte los separe y tú dicés: Sí padre lo prometo, bueno así fué nuestro matrimonio que duró tantos años, fuimos tán felices, hasta que la vida se lo llevó de mi lado.
Siempre salíamos con los amigos y uno de esos erá Juan el mejor amigo de mi esposo, quién fuesé también nuestro padrino de bodas y el padrino de nuestros hijos: Clara, José y Ernesto,que ya están grandes y son personas adultas, casados, con hijos y buenos trabajos, son profesionales, porqué nosotros siempre velamos por ellos hasta el fín, nosotros siempre salíamos juntos desde que lo conocí siempre tuvé fantasías con el, Juan se convirtió en mi amor platónico, pero yo estabá dispuesta siempre a serle fiel a mi querido Hector, un hombre trabajador, honrado, honesto, buen esposo que se mataba día a día trabajando en esa horrible fabrica, la misma que se lo llevaría a pesar de que no debía de estar trabajando, pero así erá el, orgulloso y trabajador, ya estaba jubilado pero seguía trabajando, ahora como capatáz de la misma, hasta que un buen día, un terrible día, ocurrío un incendio que consumío la mayoría de el lugar y para mi mala suerte mi querido Hector también murió en la misma consumido por el fuego, en esos momentos Juan siempre estuvo a mi lado pero me tratabá con respeto, aunque se que también yo le gustaba, pero eramos familia según el y familia es familia.
Juan estabá casado con una hermosa mujer Rocío una enfermera que se mantenía muy hermosa para la edad, llevabán muchos años juntos casados, hasta que nuevamente la muerte vinó y se la llevó de manera repentina 2 años después de la muerte de mi querido Hector, parecía que debiamos estar juntos, pero no fué así, pasarón los años y nos volvimos a encontrar precisamente hoy en el cementerio quince años después de la muerte de Hector y trece de la muerte de Rocío, nos saludamos discretamente ya estamos viejos para estas vainas, pero para el amor no hay edad.
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