ANÉCDOTA DE UN SALÓN DE BELLEZA
POR: ROBERT A. GOODRICH V.
En días pasados decidí acompañar a mi mamá a un salón de belleza ubicado en el populoso barrio de Calidonia en mi querido Panamá.
Allí mientras ella estaba arreglándose para verse más bonita de lo que ya es, yo me senté un rato en la sala de espera, aunque les confieso que extraño me sentía.
Ustedes se preguntarán el ¿Por qué?
Sencillo: Yo era el único varón fulo sentado entre puras mujeres algunas bellas y otras no tanto, aunque he de confesar que la belleza de la mujer reposa en el fondo de las mismas y no siempre en lo que se ve a simple vista, porqué señores y señoras amigos míos todas las mujeres son hermosas, son seres perfectos y divinos que Dios nos puso en nuestro camino, puede parecer que unas sean más agraciadas físicamente más que otras, sin embargo sin importar su físico o presentación todas guardan una belleza especial y angelical que las hace seres únicos y especiales, pero bueno ya me salí de mi historia, vamos a retomar la misma, ¿Qué les parece?...
Como les decía me encontraba sentado en la sala de espera, un pequeño cuartito rodeado de sillas y mujeres por doquier, en especial habían dos con las que mi mirada se cruzaron, vaya que nervioso me tenían, sin embargo de allí no pasó nada una simple atracción de miradas que fijas entre seres humanos normales, una de ellas trigueña con una figura hermosa, joven y hermosa, la otra un poco más gordita pero igual de simpática, pero bueno el fondo de mi historia no esté, les explicó a continuación de donde salé el título de una Anécdota en un Salón de Belleza.
Estando allí sentado me llamo la atención un cartel pegado en las paredes de dicho salón de belleza que decía lo siguiente:
"El sabio medita el inteligente escucha
El mediocre murmura y el ignorante grita."
Un pensamiento que tiene bastante de verdad, me llamó la atención de manera inmediata que en un lugar como esté algo así se encontrará escrito, y no es que dudo de la inteligencia o personalidad de los que componen dicho establecimiento, es sólo que no es normal o un asunto rutinario encontrarte pensamientos así en un Salón de Belleza, lastimosamente desconozco el autor del mismo, al llegar a mi casa me puse a investigar y descubrí que alguien lo publico previamente en las redes sociales, pero sin autor, sin protagonista.
No es la primera vez que asisto a un Salón de Belleza acompañando a mi madre, pero es la primera vez que observo que en el mismo encuentras un pensamiento como esté, me he encontrado por conocedores y hasta intelectuales en los mismos, pero el hecho de que en las paredes del mismo se encuentre un pensamiento como esté me llamó poderosamente la atención, y esa fue señores y señoras mi anécdota de la experiencia de un joven fulo en un Salón de Belleza de Panamá.