POR: ROBERT A. GOODRICH V. *
En Panamá tenemos grandes escritores sin duda alguna hubo una época en la literatura panameña en que algunos se destacaron más que otros y se convirtieron en leyendas dejando su legado para las presentes y futuras generaciones por la calidad de sus obras de ese grupo he destacar los nombres de: Guillermo Sánchez Borbón, Joaquín Beleño, Rogelio Sinán y sin duda alguna Ramón H. Jurado un escritor de gran pluma que escribió obras maestras de la literatura panameña de diferentes cortes existenciales y históricas su vida esta llena de misterio dado que era hijo del más grande poeta que ha tenido Panamá Ricardo Miró sin embargo no contaba con el apellido de este dado que le fue negado por su padre más si llevaba con orgullo el apellido de su señora madre Bertirla Jurado.
En sus venas corría la sangre literaria pero no se dedicó a la poesía como su padre fue un escritor más adepto a las novelas y el ensayo fue uno de los máximos exponentes de la corriente ruralista escribía historias de su pueblo y de su gente era orgulloso de su patria y de su historia y eso lo deja claramente destacado en su obra literaria vasta y exquisita.
Obras como el Desván, Desertores, San Cristóbal, son claves y piezas de la obra narrativa panameña lecturas obligadas por nacionales y extranjeros que quedán atrapados en las páginas de las mismas por la calidad literaria con las que están escritas.
A continunación por la celebración próxima del Día Nacional del Escritor Panameño les traigo la semblanza biográfica de este gran escritor y ensayista panameño uno de los más importantes de la literatura panameña Ramón H. Jurado hoy en día su nieto Ramón F. Jurado sigue su sendero literario más adentrado en su caso en la novela negra sin más conozcamos todos la vida y obra de Ramón H. Jurado.
Ramón Heberto Jurado (1921-1978). Narrador, principal exponente de la corriente “ruralista” en la narrativa y uno de los iniciadores de la renovación de la novela panameña a mediados del siglo XX. Ensayista y periodista.
Ramón H. Jurado nació el 29 de mayo de 1921 en Pocrí de Aguadulce, donde pasó su niñez. Fue hijo de Ricardo Miró, el Poeta de la Patria, y de Bertilda Jurado, cuyo apellido llevaría el escritor para honrarlo, a pesar de que el padre no le negara el suyo. Desde la adolescencia vivió en la ciudad de Panamá, donde realizó estudios de economía y se dedicó al periodismo. Su activismo político se incrementó a partir del Primer Congreso Nacional de Estudiantes, del cual surgió el Frente Patriótico de la Juventud, movimiento que reclamaba el saneamiento de la nación y la devolución del canal -en manos del gobierno estadounidense- al pueblo panameño. Este movimiento fue la semilla de relevantes conquistas institucionales y políticas. Jurado llegó a ser su Secretario General en 1951. Antes, de 1945 a 1946, se desempeñó como primer presidente de la Unión de Estudiantes Universitarios, filial de la Federación de Estudiantes de Panamá, la otra organización que tuvo su origen en aquel Congreso. También fue postulado como candidato a diputado por la Unión Nacional. Mientras participaba intensamente de la lucha política de entonces y se iniciaba en la vida laboral, era un lector voraz de los novelistas latinoamericanos más sobresalientes de entonces: Gallegos, Azuela, Rivera, Amado, Alegría -sin soslayar autores de otras latitudes.
Desempeñó su primer empleo como cajero del Banco Nacional, de 1942 a 1946. Posteriormente dirigió la imprenta La Moderna (1946-1947), hasta que fue nombrado en la Caja de Seguro Social, donde organizó y dirigió el Departamento de Créditos Hipotecarios. Esta experiencia se convertiría en la base de reflexiones que posteriormente canalizó a través del ensayo.
En 1960 pasó a laborar en el Instituto de Vivienda y Urbanismo (IVU). En ese período se construyeron los barrios populares de San Miguelito, La Locería, Villa Cáceres y otros. De allí, pasó como gerente al Banco de Crédito Popular, que hacía préstamos a personas humildes. También ejerció el cargo de Director de Cultura y Bibliotecas en el Ministerio de Educación. Finalmente, en 1974 fue designado Embajador de Panamá en Venezuela por el gobierno del General Omar Torrijos. Cuando concluía esas funciones diplomáticas, el 3 de noviembre de 1978, encontró la muerte de forma repentina.
Su labor como periodista fue abundante durante catorce años. De 1946 a 1947 se encargó, junto con Rodrigo Miró, de la dirección de la página literaria del “Suplemento Dominical” de El Panamá América. En 1948 comenzó a publicar, en La Hora, la columna titulada “Caligari”. En 1950, en el mismo diario, la columna “Camino Abierto”, que firmó con el seudónimo de Juan Cristóbal. Más tarde publicó la columna “El Ágora”, con el seudónimo de Erasmo de Roterdam. Entre 1952 y 1954 escribió la columna “De sol a sol”, en el diario Prensa Libre. En este periódico trabajó con Mario Augusto Rodríguez. Fue editor, junto a Jorge Franco, de la revista Tierra Firme. Junto a Carlos Iván Zúñiga transmitió, en 1952, el Radioperiódico “Libertad” por la Radio Panamericana; sufrió cárcel, y el programa fue clausurado por haber emitido opiniones contrarias al gobierno de José Antonio Remón Cantera. En el diario El Día redactó la columna “Puntos Cardinales”, y trabajó junto a Fabián Velarde.
Intelectual multifacético, escribió cuentos, novelas, tres obras de teatro -aún inéditas- y ensayos. Sus primeros cuentos, concebidos mientras era estudiante en el Instituto Nacional, aparecieron bajo el seudónimo de “Javier Campesino”. Once cuentos escritos entre 1942 y 1975, algunos publicados en la prensa, fueron recogidos en el volumen Un tiempo y todos los tiempos (1975), donde aparece “Piedra”, escrito en enero de 1944, claro antecedente de la cuarta novela escrita por Jurado: El desván (1954), donde se percibe la huella de la obra de Jean-Paul Sartre. Concebida dentro del ruralismo, San Cristóbal (1947), primera novela de Jurado, obtuvo el Premio del Ministerio de Educación en 1943, mientras que Desertores (1952) recibió el segundo premio del Concurso Miró en 1948. Esta segunda novela, según su autor, introduce la temática histórica dentro del movimiento ruralista. Una novela quedó inédita: En la cima mueren los suicidas (Tercer Premio Ricardo Miró, 1949).
Particularmente significativa fue la aparición de El desván, pues revela un cambio de signo estético en la novelística de Jurado, y también una consolidación de la renovación narrativa panameña —iniciada con Plenilunio (1947), de Rogelio Sinán— al ser concebida con presupuestos temáticos y composicionales afines al cambio del modo narrativo que ya era perceptible en la novela contemporánea de América Latina.
Los ensayos revelan sus preocupaciones como economista: La economía panameña frente a los mercados extraordinarios (1968), El Banco Hipotecario Nacional: estudio de un sistema (1968), y el volumen El lucro, constante dinámica en la conducta del hombre occidental (1970), seguido de El lucro, la escasez y la violencia (1972), son depositarios de reflexiones que brindan un nuevo punto de vista sobre el desarrollo social. Sus meditaciones filosóficas quedaron registradas en Descartes, Dios y la crisis (1954), texto que se centra en el pensamiento y actitudes del filósofo francés y sus consecuencias para la filosofía occidental. Desde el punto de vista del programa ideoestético de Jurado, resulta esclarecedor el ensayo “Itinerario y rumbo de la novela panameña”, concluido en 1953, a raíz de la conmemoración del cincuentenario de la fundación de la república.
También fue dramaturgo. Su obra Con la muerte en la mano recibió el Tercer Premio del Concurso Ricardo Miró en 1949, y dejó inéditas las piezas La otra cara de Dios y El invitado desconocido.
Con notable talento, se dedicó igualmente a la pintura, sobre todo en los años finales de su vida, y escribió varios boleros que fueron interpretados por Neville Chang con la Orquesta de Armando Boza. Murió en 1978, cuando viajaba desde Panamá a Caracas, en donde terminaba su período como Embajador de Panamá en la República de Venezuela.
En sus múltiples facetas, Jurado rindió un trabajo generoso y abundante. Sin embargo, es particularmente estimable la herencia que dejó, en la práctica, mediante sus ejecutorias en el IVU y en el Banco Hipotecario Nacional, como panameño ejemplar preocupado por el desarrollo de su pueblo. Pero, sobre todo en el campo literario, se destacó entre los escritores que vieron en la literatura un modo de rescatar el pensamiento netamente istmeño para proyectarlo en toda su bondad.
En el año 2009, el INAC realizó una exposición/homenaje al pintor Jurado en la Galería de artes Visuales, treinta y un años después de su muerte; y mediante la Resolución No. 049-DG/DAJ del mismo INAC, de 19 de febrero de 2009, el local ubicado en el Edificio PH Cinemas Plaza, en Aguadulce, recibió el nombre de Centro Cultural Ramón H. Jurado. Por otro lado, el premio ADEP de novela corta lleva el nombre del escritor y, en Paitilla, una avenida honra la memoria de este panameño.
Sobre su muerte y los momentos previos a su muerte Carlos Zúñiga escribió lo siguiente:
En la víspera de su muerte tuve un almuerzo con Ramón H. Jurado que se prolongó durante toda la tarde. Me habló de sus proyectos y de su interés de viajar a Estados Unidos para hacerse un examen general. Al igual que a tu hermano Delio, me dijo, me está molestando la hernia hiatal, que me produce frecuentes dolores en el pecho. Durante el almuerzo recordó a muchísimos amigos, hizo un repaso de la historia del Frente Patriótico y de todas las luchas comunes. Fue un extraño diálogo, como si se estuviera despidiendo de la tierra. En estos días leí que José Saramago recordaba que cuando su abuelo presintió su muerte dio un abrazo llorando a todos los árboles de su huerto. Yo pienso que aquella tarde Ramón H. Jurado, con tantos recuerdos, dio un abrazo a todos sus amigos. Al día siguiente mientras volaba a Caracas su corazón dejó de latir. Años después del mismo mal se fue mi hermano Delio.
Carlos Zúñiga «Ramón H. Jurado, en el recuerdo»
Su muerte dejó un gran vacío en la literatura panameña quedando su legado literario de gran valor histórico y social para todos los que amamos a la lectura.
Mis respetos y mis recuerdos por medio de esta semblanza de un gran escritor panameño.
Fuentes
-Encaribe.org
-Wikipedia.
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Robert Allen Goodrich Valderrama (Panamá 1980): Poeta, ensayista, escritor, bloguero creador del Blog Mi mundo www.robert-mimundo.blogspot.com del grupo en facebook Amor por las Letras, ha participado en más de 40 antologías a nivel mundial sus libros están a la venta en LULU, Amazon, Barnes and Noble y otros espacios ganador de varios reconocimientos es el actual Presidente Nacional de UMECEP en Panamá y promotor del Concurso Internacional de Ensayo en dicha casa de la cultura, la paz y la ecología.