por Ignacio de Jesús Valdés
(Para Juan Rivera R.)
Tierra de los jazmines y las rosas,
isla de los perfumes y las flores
en cuyas playas siempre rumorosas
se duerme el verde mar soñando amores.
En tu quietud beatífica hay un sello
perenne de recóndita tristeza
de donde brota el último destello
de una lejana, mística grandeza.
En tu diván tendida muellemente
miras llegar el piélago rugiente
hasta tus plantas, y sus iras domas….
En tanto en tus espléndidos jardines,
las rosas, los geranios y jazmines
todos te ofrecen su explosión de aromas!
Del libro: Vibraciones
La Bandera Panameña,
por Ignacio de Jesús Valdés
Con retazos de mi cielo,
con destellos de la aurora,
con la albura de un anhelo
te dibujaron, enseña ideal.
Las estrellas que en ti lucen
nos enseñan el camino
que conduce a tu destino
donde serás
siempre inmortal.
Oh bandera, que orgullosa,
en mi cielo azul flameas
que seas siempre la gloriosa
que la altiva siempre seas.
Cuando miro de tu lienzo
de los iris los reflejos,
lleno de nostalgia pienso
en el día en que esté lejos.
Pero yo quiero, Bandera mía,
que cuando me toque, por fin, marchar,
que cubra entonces
mi huesa fría
tu lienzo adorado
y descansar!
Publicado en:
Revista Lotería, Nº 84, de noviembre de 1962.
NOTA: La anterior composición es la letra de la "Marcha Patriótica"
cuya música fue compuesta por el Maestro Alberto Galimany.
Marcha La Salle,
por Ignacio de Jesús Valdés
Colegio de La Salle tan querido,
aquí nos tienes hoy vibrantes de emoción,
y el corazón de gratitud henchido,
y cada labio modulando una canción. (bis)
Ciencia y virtud es nuestro lema
que ostentamos con honor,
y que defiende el lasallista con ardor.
Virtud, saber, porque la vida es mar,
donde el deber faro es que ha de alumbrar,
sin vacilar, nuestro grito será:
La Salle, La Salle doquiera triunfará. (bis)
Música: Ricardo Fábrega Jr.
Publicado en: Selección Poética. Editora Sibauste. Autoras: Digna Batista de Cerrud y Gladys Gutiérrez de Vásquez.
Voces Calladas….,
por Ignacio de Jesús Valdés
Oh! tú nunca sabrás que te he querido
con férvida pasión, pura y sincera,
que eres mi sueño la ilusión postrera
que en mis noches de insomnio he presentido!
Nunca sabrás, mujer lo que he sufrido
por este amor; más si posible fuera,
mi pecho ante tu vista te ofreciera
para mostrarte el corazón herido!
Pero es preciso que mi amor te calle,
que tú siempre lo ignores, aunque estalle
mi pobre corazón, mártir sombrío.
En tanto soñaré que tú me amas
y que con voz dulcísima me llamas
brindándome tus besos: “Amor mío….!”
Del libro: Vibraciones
La Princesa Cruel, por
Ignacio de Jesús Valdés
Ilusiones viajeras, recuerdos aromados de días que había olvidado….por qué habéis vuelto en esta noche de Abril?
Es la luna? Es el ambiente saturado de perfumes exóticos y enervantes? Quién sabe!
Ilusión que se fue…. Bien lo dijo aquella noche mientras navegábamos bajo un palio de estrellas silenciosas: “Ves esas dos olas que, al costado del barco, se han juntado? Ves cómo ruedan juntas, gemelas? Ve….ya se desunieron. _No se encontrarían nunca más. _Una irá a derramar sus amarguras blancas en lejana playa; la otra se estrellará con un gemido doloroso contra el negro costado de un barquichuelo, bañándolo de azahares fosforescentes, mientras hiere el silencio de la noche la voz del pescador, la barcarola nostálgica que se perderá en el aire con temblores húmedos de recuerdos…”
Bien lo dijo: dos olas que marcharon gemelas y luego un tumbo del barco las alejó para siempre….
Sensitiva, dulce, evocaban sus pupilas, a veces añoranzas lejanas, a veces tragedias desconocidas.
“Que quién soy yo? Yo misma no sé. _Yo misma no me comprendo. Muchas veces al mirarme en el espejo, me parece que “me he visto” en otras edades._ Usted no cree en la transmigración de las almas? Yo sí. _Quizás fui yo una princesa encerrada en un castillo, una princesa cruel que gozaba en la agonía de sus trovadores. Oh! Yo debo muchas muertes. No hay besos más dulces que los que se reciben de los labios aun tibios en una cabeza truncada, mientras nos miran unos ojos ya sin luz. Besos como los que saboreó Salomé de los labios del Bautista…. En mis pupilas hay copiadas muchas agonías de otras pupilas….Por eso dicen que son bellas, que son misteriosas, que son trágicamente negras…! Tienen que ser negras a fuerza de ver tanto la muerte. _Yo fui una princesa insatisfecha. _Toda la vida me quedé esperando al galán a quien debí darle mi corazón que poco a poco se depravó. Pero nunca llegó….nunca llegará. Por eso viajo…. Pago mis culpas. Llevo muchos siglos de estar viajando. _A la reja de mi castillo iban los trovadores a buscar la lumbre de mis ojos y una sonrisa de mis labios y encontraban la muerte. Ahora yo busco quien me descifre el misterioso jeroglífico que describen los cisnes heráldicos sobre los lagos azules, el que comprenda el lenguaje de los ruiseñores enamorados, el misterio de los arreboles de Abril, el que canta y muere cantando como el cisne; el que me diga la palabra cabalística que me haga detener en mi camino de princesa errante….”
Estuve a punto de decir la palabra….
Pero miré hasta el fondo aquellas pupilas ahora suplicantes pero siempre negras; pensé en los furores de aquella princesa cruel, y, sugestionado por sus palabras, yo también creí en la transmigración.
Nacho Valdés.
Cuento publicado en: Cuentos panameños de la ciudad y del campo.
El Muerto que Sudaba, por
Ignacio de Jesús Valdés
Esta es una historia verídica.- Quien me la contó, un amigo cordial cuya compañía hace que las horas transcurran con velocidad vertiginosa, vive aún, y es un poeta grande y querido, cuya obra nos ha hecho conocer más allá de nuestras fronteras….
Cuando él, en una noche fría de Agosto nos contó esa anécdota de la vida panameña en tiempos en que había partidos liberal y conservador, que ya no los hay, a un grupo de bohemios trasnochadores, cómodamente repantigados en una banca del parque de Santa Ana, nos dio nombres propios, que yo callo, porque los aludidos sabrán encontrarse en este relato si hasta sus ojos llega algún día.
Y va de cuento….
Corrían los tiempos de la dominación colombiana, cuando los liberales aun se batían por la enseña roja y los godos” rabicenizos” ostentaban el pendón celeste como enseña para mandar al seno de Abraham o a las calderas de Pepe Botero al que no pensara en fondo azul….
Los liberales estaban en la “yaya”; los conservadores, dueños de vidas y haciendas, de Gobierno y Justicia, no dejaban que ningún rojo asomara las orejas por las calles de la muy noble y leal ciudad ésta, después del toque de silencio, a las nueve de la noche.
¡Ni los chiquillos hoy día estaban como los liberales en aquellos memorables días de ingrato recuerdo!
Pero los rojos, aunque en la mijarra, no se daban a la ley y nunca les faltaba pretexto para burlar las disposiciones de los Godos. Como a todo mortal, de cualquier bando, les gustaban los pindines, el trago a tiempo, y la aventura callejera de que fue tan pródiga siempre nuestra ciudad capital.-Pero para los liberales, zape!-
Y fue una noche. -Sentados en Santa Ana, arrinconados y silenciosos estaba un grupo de liberales, como perros con vejiga, cuando uno de ellos, levantando un poco más la voz, dijo como quien lanza una proclama: “ Copartidarios: hace sed y hay que ver la manera de humedecer el galillo. -Se me ocurre una idea y allá va: como solamente podríamos beber en un velorio, sin contravenir los reglamentos, es necesarios que uno de nosotros se muera, lo amortajamos, lo velamos, lo lloramos y nos lo chupamos: así podremos desvelarnos impunemente. -Y digo más: propongo que sea yo el muerto!”
Los contertulios se miraron asombrados. -Se habría vuelto loco este copartidario? -Ante el silencioso estupor de sus oyentes, el de la voz cantante explicó: -“Pero me comprenden ustedes? Esta muerte es de mentira! -Nos vamos donde Ña X… (aquí el nombre de una vieja carimañolera conocida) que vive aquí cerca en el Revellín, le mandamos a freír empanadas, carimañolas, le ordenamos prepare un sancocho de gallinas, compramos unas cuantas botellas de ron, le pedimos la sala prestada para morirme yo, me hago entonces el muerto, los acompaño comiendo y tomando hasta que llegue la ronda, cuando ésta llega, y salto al catre que estará entre cuatro velas en mitad de la sala, me estiraré, cruzaré las manos sobre el pecho, y el godo se la tragará. Cuando se retire, vuelvo a formar quórum!”
Un “¡bravo! unánime acogió la idea. -Momentos después en el Revellín había un muerto con el consiguiente velorio y acompañamiento. -Por lo que parecía, era liberal el muerto pues sólo de liberales se componía el acompañamiento.
Un oficial de correría que pasó frente a la casa vio una vieja que hacía fritangas y a un grupo de cariacontecidos liberales que entre copa y copa jugaban a las cartas, al dominó o al tablero, y siguió su camino.
Llegó la media noche y con ella el relevo de las rondas -El muerto con los dolientes discutían acaloradamente por una jugada dudosa después de haber ingerido algunas botellas y puéstose en calor algo más de lo necesario, cuando a la luz de un farol, brilló en la esquina de la calle el sable y la visera del oficial más malo y malicioso que ha podido dar el partido conservador.
Llegó, se detuvo, vaciló un poco, como tomando rumbo, y al darse cuenta de la animación que en el fondo de la calle había, dirigió hacia allá sus marciales pasos.
Nuestros héroes, que se habían dado cuenta de sus movimientos, al verlo encaminarse hacia ellos, se prepararon; el muerto, dando traspiés, se acostó en el catre, cerró los ojos, se arropó con la blanca sábana, cruzó las manos sobre el pecho, contuvo la respiración y …. aguardó los acontecimientos…
Mientras, los dolientes continuaron animadamente:
-Doble cena!
-Salgo yo!
-Paso!
-Ahí va esa cena y quina!
-Me doblo!
-Me jo…. robaste, chico, pero ahí va esa!
-Paso!
-Paso también!
-Digo lo mismo!
-Límpiate con esta tuza!
-Ahí estoy!
-Me doblo…!
-Buenas noches!-Dijo el oficial de ronda -aquí que diablos pasa que se juega, se bebe, se come y se hace tanta bulla?
-Nada, señor, -dijo muy compungida y bien aleccionada la vieja dueña de la casa -que el señor N….. se murió esta tarde, pobrecito! y aquí lo estamos velando…. ”Y se limpió con el delantal el llanto que le producía el humo de la paila.
-A ver, veamos ese muerto! -dijo el oficial que era nada menos que antioqueño.
Los circunstantes se quedaron perplejos pues no contaban con esa, y cada uno fue alistando con la vista el camino de la fuga, por donde era menos peligroso correr, en caso de catástrofe.
Mientras, el antioqueño había llegado junto a la cama; con mucho respeto se descubrió, agarró el kepis con la mano izquierda y, con la derecha levantó una punta de sábana y dejo al descubierto la faz del “ muerto”.
Este, sea por el efecto de la discusión anterior, del espíritu de caña ingerido, por el sustito que lo acompañaba o de tanto aguantar resuello, o quizás por todo combinado, tenía la frente completamente cubierta de sudor.
El antioqueño se paró en seco, frunció el ceño, se inclinó, miró más de cerca, y con un gesto muy “centrano” dijo, requiriendo el chafarote: “Ah! berriondo, pero si este muerto como que está sudando…!”
Inútil considero decir que muerto, dolientes y todos desaparecieron como por encanto….
Nacho Valdés.
Cuento publicado en: Cuentos panameños de la ciudad y del campo.
Ignacio de Jesús Valdés
(1902-1959)
También conocido como Ignacio de J. Valdés Jr. o Nacho Valdés. Nació en Santiago de Veraguas, el 6 de junio de 1902. Vivió su infancia y juventud en su pueblo natal. Egresado del Colegio de La Salle, en 1921, como Perito Mercantil y Bachiller. Falleció en la ciudad de Panamá, el 30 de junio de 1959.
En 1923, funda y dirige el semanario “El Cronista”, de vida efímera. El ambiente, nada propicio para el periodismo en aquel entonces, acoge, sin embargo, con cordial simpatía al joven escritor que, en 1924, gana los dos primeros premios del concurso abierto por la Secretaría de Educación para escoger la letra del Himno de la Escuela Normal de Institutoras. Este triunfo lo decide a publicar su primer y único tomo de versos, titulado “Vibraciones”, saturado de un romanticismo muy explicable en la época y en la edad sentimental del poeta.
En 1924, lo encontramos como reportero en El Tiempo, y alcanza pronto la categoría de redactor. En El Tiempo y otras publicaciones de la época, comienzan a aparecer los cuentos y cuadros de costumbres de Nacho Valdés.
En 1928, publica Cuentos panameños de la ciudad y del campo, que abren un sendero nuevo, más autentico y más hondo, a la literatura panameña.
En 1929, labora en la Editora Panamá América, como su primer Jefe de Redacción. En este diario, y en ese mismo año, inicia la publicación de la columna periodística “Vibraciones”, que habría de sostener hasta la hora misma de su fallecimiento.
En 1931, es designado Cónsul de Panamá en Londres. Durante su permanencia en el Viejo Mundo visita casi todos los países de Europa, representando a Panamá en importantes conferencias internacionales, se relaciona con prestantes figuras de la intelectualidad y, en fin, se satura del profundo sentido humanístico de aquella cultura.
Fue Miembro del Club de Prensa de Londres. Miembro Honorario del Institute Littéraire et Artistique de Francia, Paris. Fue invitado Especial de la Liga de Naciones, en Ginebra, Suiza. Varias veces Presidente de la Asociación de Periodistas de Panamá.
En 1938, funda y dirige el periódico radial Vibraciones del Aire, que se transmite ininterrumpidamente hasta la hora de su muerte, a través de la Radio Panamericana.
En 1941, es nombrado Jefe del Departamento de Radio y Prensa del Ministerio de Gobierno y Justicia; en este cargo permanece hasta 1948.
En 1943, publica su tercer libro Sangre Criolla, una nueva colección de cuentos vernáculos que vienen no solamente a enriquecer la literatura autóctona, sino que, además, afirman y definen la personalidad literaria del autor.
En 1945, publica Alma, tomo de cuentos cosmopolitas, compuesta por narraciones ambientadas en suelo europeo. A esa obra le siguen, en 1947, Mandrágora y Ternura, la primera, una colección de cuentos preparada para la Biblioteca Selecta que dirige Rogelio Sinán, y la segunda, una colección de cuentos de navidad. Por último, aparece, en 1949, los Cuentos de Carnaval.
La labor de Nacho Valdés se encuentra en el periodismo, radial e impreso, a través de sus Vibraciones y de otras colaboraciones especiales para Mundo Grafico, Revista Siete, Épocas y Revista Lotería. Laboró casi un lustro en el Diario La Hora, cuyas publicaciones le valieron muchos sinsabores, sin que ello hiciese disminuir su espíritu de combate y su defensa de los ideales del sistema democrático. Además, fundó y dirigió el Semanario Tribuna Libre y colaboro en numerosas publicaciones extranjeras.
Fue el propulsor de la idea para que en Panamá se dedicara un día especial , el internacional, es decir el tercer domingo de junio, para honrar a los padres panameños. Su amor y aprecio a su padre lo demuestra el poeta, en el siguiente mensaje, tomado del diario La Hora, y publicado por la Revista Lotería en junio de 1949.
En sus crónicas periodísticas, combate los excesos de lo que denomina entonces “el chiarismo”. Denuncia la corrupción administrativa, pero sobre todo la sumisión de nuestros gobiernos a las exigencias de Washington.
En cada una de sus columnas se observa su interés de exaltar nuestra identidad cultural, vulnerada por una serie de influencias exógenas que disminuían no solo nuestro concepto político de nación soberana, sino nuestra expresión como pueblo con una cultura propia.
En sus cuentos encontramos, una serie de denuncias, particularmente contra funcionarios inescrupulosos, deshonestos, con escasa sensibilidad por el drama de los humildes. Son denuncias que no pierden vigencia. Algunos cuentos nos hacen reír, pero otros nos hacen reflexionar sobre las muchas injusticias que se cometen contra los que no tienen quien los defienda.
Nacho fue poeta, cuentista, escritor y periodista tenaz e insobornable; fue llamado “el periodista del pueblo”. Desde sus columnas periodísticas y radiales defendía al periodiquero, al policía, a la telegrafista, a las enfermeras, a los maestros, y a todo el que él consideraba era víctima de una injusticia o trato inadecuado; era la voz que se levantaba para estremecer las conciencias de un pueblo muchas veces indiferente y cómplice; es el Líder indiscutible de la responsabilidad social de la prensa panameña.
Dedico su vida de escritor a enaltecer los valores panameños y a defender la democracia en su querida Panamá. Apoyó de forma decidida al Movimiento Acción Comunal y la candidatura del Dr. Arnulfo Arias.
Escribió varios himnos y marchas, entre ellos el Himno de Acción Comunal, actual himno del Partido Panameñista. Pero sobre todos, existe una marcha, escrita a la enseña ideal, hecha con retazos de nuestro cielo y destellos de la aurora, que todos los panameños cantamos con el corazón henchido de emoción por el amor a nuestra Bandera, nos referimos a los sentidos versos llenos de amor y admiración a La Bandera Panameña; también conocida como la Marcha Patriótica.
Por muchos años el Certamen Cultural para los trabajadores en su Categoría Cuento llevó su nombre sin embargo sin alguna razón justificable este hecho fue cambiado en los últimos dos certamenes del Instituto Panameño de Estudios Laborales (IPEL) del MITRADEL Ministerio de Trabajo de Panamá.
Fuente: Panamá Poesía