por José Oller Navarro
Como un cachalote cansado, ventrudo,
que múltiples hambres añejas hubiera
saciado en el lomo del mar, va tozudo,
un navío que miro desde la ribera.
Silencioso avanza en la gloria del día
llevando su carga preciosa de enseres,
de artefactos, sedas, bella pedrería,
frutos de la tierra y hermosas mujeres.
Nadie mire adusto la vía intermarina
ni lleve en su pecho el acíbar mortal,
que la humanidad sea a la vez una y trina,
en paz, abundancia y amor sin igual.
Nadie quiera fosco su brazo medir
-cual los de corsarios fieros capitanes-
que en la nueva justa, de haber un reñir,
será por amarse con tiernos afanes.
Desde la compuerta de la enorme esclusa
agito nervioso mi blanco pañuelo,
como enseña magna de pasión ilusa
que hablase al viajero de paz y consuelo. . .
que pasen flamantes, bellas y triunfales,
todas las banderas de las cien naciones
que tienen historia y hechos inmortales,
y hubieron castillos y rampantes leones!
Que pasen el sabio, el poeta, el obrero,
-modernos fenicios- con sus mercancías;
que a la vida canten y en brote sincero
abran nueva escuela de filosofía.
Que viajen los hombres de toda la tierra
a través del Istmo de las maravillas,
y vean los tesoros que el canal encierra,
sus aguas silentes, sus verdes orillas...
y en evocaciones de tiempos lejanos
y como al conjuro de mágicos hechos,
admiren de España altos, sobrehumanos,
el valor y arrojo de los férreos pechos;
Cuando en carabelas frágiles, aladas,
con las blancas velas tendidas al viento,
como mariposas enormes, cansadas,
las aguas surcaron en su viaje lento,
en busca de paso a las Indias de Oriente,
y un audaz marino descubriera un mundo,
edénico y rico, bello continente,
para los humanos manantial fecundo. . .
Pasen, pues, flamantes, tendidas al viento
todas las banderas de las cien naciones,
en abrazo unidas por un pensamiento
sin armas, castillos ni rampantes leones!
Que yo, Panameño, agito sereno blanco pañizuelo
desde las esclusas de la glauca vía,
diciéndole al mundo que en supremo anhelo
y como el pelícano de vieja leyenda,
desgarró su entraña la gran Patria mía!
A Don Guillermo Andreve
1918
Del libro: Sonatinas
La Isla de las Flores,
por José Oller Navarro
(Evocativa de Taboga)
Dedicada a la señorita ANGÉLICA
PINEL FERNÁNDEZ y a sus queridas
hermanitas ADELAIDA, CARMEN y
MARÍA.
I
En los Jardines de mis ensueños
una flor cuido que es un primor,
entre otras flores que son primores
en pulsaciones del corazón.
Raros aromas, sutil perfume
de mis jardines brinda el amor,
que de las gemas todo resume
cual el ambiente de una ilusión.
De aquellas flores la preferida
eres tú, GELI nítida flor
en el follaje de los rosales
niña sencilla, toda candor.
Te vi de niña, sencilla, ideal,
entre el perfume del rosedal,
de aquella calle de Santa Rosa
en ese oasis de paz y unción.
Gema preciada de gracia llena
de los hogares todo fervor,
me cautivaste para cantarte
las pobres voces de mi canción.
De los jardines de mi añoranza
en las mañanas claras y alegres
de mi terruño, Taboga hermosa,
te visualizo con emoción.
Cerca del mar, cuando la brisa
acariciaba el verde césped
donde se alzaba el recio almendro
que daba sombra, paz y frescor. . .
II
Ahí cercanos en la bahía
de mi florida tierra insular
se perfilaban los barquichuelos
y aún la panga del buen Miguel,
que te llevara con otras niñas
al son de remos y chumaceras
rumbo al Morro, islote histórico
con la restinga de blanca arenas. . .
Y acá contiguos a Playa Honda
entrelazados en floración,
los tamarindos ya centenarios
perennizados por los pinceles
del panameño Roberto Lewis
entre las obras de sus murales
le dan renombre de consagrado,
clásico, y genial pintor.
Y aún más lejos, de Taboguilla
se columbraba, el verde, breve perfil,
tan familiar, de mis recuerdos emocionados
que me sumían en evocación. . .
Oh! bella niña, pura, inocente!
tú eres la flor que avaro guardo
en los vergeles de mis recuerdos,
hoy viejos predios del corazón.
Panamá, 5 de diciembre 1976
Del libro: Sonatinas
José Oller Navarro
(1882-1984)
Nació en Panamá, en la Isla de Taboga, el 6 de diciembre de 1882. Fueron sus padres el distinguido Sr. Fernando Oller Ponce, de origen cubano, y la distinguida panameña Sra. Manuelita Navarro Sáez. A la temprana edad de tres años, queda huérfano de madre, y al cuidado de su abuela materna Doña Antonia Sáez.
Inicia sus estudios primarios en la Isla de Taboga y los culmina, en la ciudad capital, en la Escuela de Varones de Santa Ana; cabe destacar que para esta época, el joven Oller es alumno del maestro Nicolás Pacheco. Realizó los estudios secundarios en el Colegio Balboa de los R.R.P.P. Escolapios, estudios interrumpidos por la guerra de los mil días.
En 1907 se inicia en la vida masónica, ingresando a la Respetable Logia Rosa de América Nº. 1. Dentro de la Masonería panameña e internacional recibió múltiples reconocimientos llegando a ocupar cargos importantes.
Se desempeñó como ayudante de contabilidad, en las oficinas de la compañía Pinel Hermanos. También laboró para la Darien Gold Mining Company, ingleses que explotaban las Minas de Cana, en la provincia del Darién, donde adquiere ideas sobre el negocio de minas y su desarrollo en Panamá. Fue Secretario General del Partido Liberal por muchos años.
Entre los múltiples cargos públicos que desempeñó, podemos mencionar: Concejal del Distrito Capital en 1910. Diputado Suplente de 1924 a 1928. Diputado Principal de 1928 a 1932. Sub-administrador de Rentas Internas del Ministerio de Hacienda y Tesoro, en 1951; este mismo año es nombrado Gerente de la Lotería Nacional de Beneficencia y Tesorero de la Cruz Roja Nacional, cabe destacar que este último cargo lo desempeña ad-honorem, por espacio de 17 años consecutivos, lo que demuestra el amor, dedicación y empeño de este patriota panameño. También ejerció como Jefe de la Sección de Planificación del Ministerio de Hacienda y Tesoro.
En cuanto a sus quehaceres literarios podemos decir que: En 1908, junto a Don Felipe Salabarría Mesa, publica, ”La Luciernaga”, expresión literaria con ribetes de crítica social. Para esta época nuestro poeta utiliza el seudónimo de Julio Viñas para firmar sus producciones literarias. De 1909 a 1913, dirige la Revista El Nivel, órgano vocero de las aspiraciones masónicas de la Logia La Rosa de América Nº. 1. Formó parte del grupo de intelectuales que, entre 1909 y 1910, publican el semanario El Nacional. Colaboró en la publicación de conocidas revistas como El Heraldo del Istmo, Nuevos Ritos, El Mundo y Variedades. Colaborador de años, de la Revista Cultural Lotería. Mantuvo la dirección del Boletín Masónico de Panamá del Supremo Consejo Nacional de Panamá, Grado 33. Fundó y dirigió, desde 1919 hasta 1969, la revista masónica La Fraternidad.
También colaboró en distintos periódicos de la localidad como en el Diario de Panamá (1915), la Democracia (1926) y El Tiempo (1928-1931). Tuvo, ocasionalmente, la columna Espacio para el Recuerdo en La Estrella de Panamá.
Su obra masónica fue inmensa, entre las que podemos mencionar: Monografía Masónica de Panamá (100 años de Masonería), Microbiografías de Masones Ilustres y del Convivio Panameño (Inédita), La Biblioteca Masónica Panameña, Educación Masónica, Historia del Supremo Consejo Nacional de Panamá, El Mandil Masónico, Libro Blanco - Orden de Constructores Masones (Sociedad Americanista), entre otras obras inéditas.
La mayor parte de su obra poética está reunida en SONATINAS, libro de versos dividido en cinco secciones, Páginas de Álbum, Matinales, Plenisolares, Del Jardín Interior y Vesperales; en total contiene 51 versos que manifiestan la belleza o sentimiento estético del poeta José Oller Navarro. Presiden los versos de Sonatinas, un Marginal del escritor y periodista español Ramón Pérez de Ayala, donde se refiere a la condición para llevar nombre de artista “que su obra exprese algo que él haya visto y sentido por primera vez.”, en otras palabras, el artista debe ser original, como en efecto lo es nuestro poeta José Oller Navarro; le sigue la dedicatoria, que es un verso de amor para su progenie, que considera como un inmenso rosal perfumado que se abriera a los cuatro vientos del cielo.
José Oller Navarro fue filósofo, poeta, escritor, periodista, orador, masón, historiador, político y sobre todo, gran padre y amigo. Así lo describe su hija, la Licenciada Rosario Oller de Sarasqueta: “De aparente poca fortaleza física por ser su figura delicada y esbelta y de poca estatura, mientras que dentro de ese frágil aspecto masculino ostenta una fuerte voluntad, un gran vigor moral y de todo un carácter definido y de una sola pieza de firme criterio progresista, filosóficamente abierto a todas las ideas sociales, religiosas, y demás está decirlo, por su alma de poeta, toda una gama de sensibles tonalidades sentimentales y humorísticas.”
En la historia de la masonería en Panamá, José Oller, aparece al lado de ilustres panameños como Guillermo Andreve, Carlos A. Mendoza y Manuel Espinosa. Murió en 1984 a la edad de 102 años.
FUENTE: PANAMÁ POESÍA