ELEGÍA EN CARNE PROPIA POEMA DE MORAVIA OCHOA LÓPEZ
Elegía en Carne Propia,
por Moravia Ochoa López
No importa lo que otros piensen,
Patria pido perdón por mi poema a Kennedy
que fue un canto sincero
para un hombre,
para un asesinado,
para uno de la terrible Hermandad del Universo:
Patria, pido perdón por haber llorado por el extraño
cuyos hermanos realmente fortifican el odio
y han matado
y han masacrado
y han escupido en nuestro dolor de yodo
oceánico, canal, de pecho y hombro.
Patria, pido perdón por conmoverme
cuando todos quisimos conmovernos
y lamentarnos.
Patria, pido perdón por la hermandad de la tragedia,
por la capacidad de los nervios y la sacudida.
Patria, pido perdón. Ignoro a Kennedy.
Lo vuelvo a su ceniza de hombre muerto
aunque aún me estremezca dolorosamente.
No tengo por qué llorar al extranjero
que lloraron los zonians, los soldados,
las gringuitas coquetas,
los estados
de los Grandes Estados.
No tengo por qué llorar si estamos muertos
también nosotros. Muertos, destrozados,
gritando a cuerpo entero, a muerte intacta
sin embargo los cuerpos ya caídos
sin embargo las calles pisoteadas.
Pueblo, no hay más dolor que verte adentro,
que oírte, pueblo,
amarte y contemplarte.
Toda tu rabia es justa, Patria amada.
Los ciegos te han mirado. Tú te abriste
como un inmenso caracol de hombres soldados
y te armaste los puños que sangraban
en el vientre de un alba asesinada.
Pueblo, no hay más dolor que verte adentro
y cabalgar al paso de tu grito,
a pie con tu bandera bajo el alma,
con tu himno, Patria, bajo el labio tenso,
con tu ametralladora de indefensos.
Pueblo, no hay más dolor que estar amándote,
llorando en tus sentidos, en tus huesos,
ver la fotografía de tus hombres,
viviente, rabia sorda, arremetida,
silbante, dolorosa, en las esquinas
y plazas y avenidas mientras llegan
los deshollinadores del martirio
con su hacha de fusiles y de balas
para tumbarte el árbol, la semilla
con ametralladoras delirantes,
con las bestias desnudas de sus almas
y bombas lacrimógenas y golpes.
Patria, te veo sangrar de arriba a abajo
y me ciñen tus brazos descubiertos.
Te vestiste de espinas y hoy te duelen,
los murciélagos zonians que acunaste,
los vampiros, las bases en tu cuerpo,
la corona, las llagas, tus pequeños,
soldados que cruzaron las fronteras
al cruzar obligados a la muerte.
Toda tu rabia es justa, Patria amada.
Toda tu rabia huele a aguas oceánicas,
a vientos del Canal, a agua del Puente,
a tierra y viento del Ancón;
a NUESTRA.
Yo te pido perdón, Patria adorada,
Patria que siente en llanto humedecerse,
Patria de mis cholitos y trigueños,
Patria de mis llorados muertos desconocidos,
Patria de Fran Ramiro revolucionario,
Patria de Marco Pueblo y Polidoro,
Patria que tienes una avenida llamada Kennedy,
Patria de tantos niños combatientes,
Patria del Instituto,
Patria Amada.
10 de Enero de 1964.
Publicado en: La Estrella de Panamá, domingo 12 de enero de 1964.