Rogelio Sinán
¡Mangos!... ¡Mira!... ¡Tantos!...
¡Oh!... ¡Uno maduro!...
(¡Dio un salto... y salióse
su seno, desnudo!)
¡Yo salté del árbol!
¡Upa!... ¡Tan!... (¡Qué rudo!)
¡Por mirar de cerca
su seno desnudo!
¡Me miró asustada!
¡Cubrió... lo que pudo
y... huyó...! ¿Qué robaba?
¡Su seno desnudo!
Lejana..., lejana...
me envío su saludo.
(¡Yo seguía mirando
su seno desnudo!)
¡Perfume silvestre
de mangos maduros!,
¿por qué me recuerdas
su seno desnudo?...
Del libro: Onda. 1929