POR: ROBERT A. GOODRICH V.*
Un gran poeta y ensayista panameño llena los espacios de Semblanzas de Grandes Escritores panameños que he ido publicando durante todo este mes de abril del 2016 con el fin de rendirle tributo a los escritores y poetas panameños que en mi opinión se han destacado y han dejado en alto el nombre del país dentro y fuera del mismo.
Aunque el día nacional del escritor panameño ya se celebró (25 de abril) este servidor seguirá publicando una serie de semblanzas hasta el final del mes y más allá ¿quizás?
En esta oportunidad abordarémos la vida de un gran poeta, académico y ensayista panameño Don José Guillermo Ros-Zanet.
Origen,
por José Guillermo Ros Zanet
Huyen los pájaros profundos.
Mar y rocas y vértebras de peces
subyacen tras la imagen primitiva
de este sueño que yo sueño.
Noble junco y ciega flor de siempreviva
lo circundan.
(Ya retornan sus huesos a mis huesos).
Arcángeles de sal y clorofila
edifican su luz aborigen, liberada.
Viva forma reintegrada a mi voz,
marina, vegetal y exacta.
Del libro: Poemas Fundamentales.
Signo,
por José Guillermo Ros Zanet
Todo era la noche:
negro barro
y hojas negras,
llanto amargo.
Sangre y signo de mi sueño taumaturgo,
de mi vertical
acento de amor desesperado.
Voz astral de lirio y nardo.
Del libro: Poemas Fundamentales.
1 - El habla nace y nos dura,
por José Guillermo Ros Zanet
Dura apenas la palabra
el instante del nombrar;
más dura el nombre, y el habla
nos dura por siempre y está
en el comienzo del alma,
centrada en su eternidad.
Del libro: Sin el color del cielo.
2 - Nacimiento,
por José Guillermo Ros Zanet
Nace la eternidad
del habla, dulcemente natural.
Y ese color que va,
si llamado, del cielo al aposento,
como el habla que ya
dentro de mí yo siento
va reuniendo verdad y entendimiento.
Del libro: Sin el color del cielo.
11 - Este rostro de Cristo,
por José Guillermo Ros Zanet
Miro por todos, solo,
y por el Dios que ha sido
y por Cristo en su rostro detenido,
por las cosas que alcanzan
a ser ceniza o llama,
por lo que nombro, sino de premuras
primero, y lo vivido,
y apenas comenzara
sin prisa con la albura.
Del libro: Sin el color del cielo.
La poesía,
por José Guillermo Ros Zanet
Y dura
bien nacida,
y sigue,
piedra dura,
durando hasta la vida,
piedra pura.
Y muy duro le dan
entre las sombras;
pero sigue nombrando
hasta las médulas,
y sigue hablando duro,
en piedra pura.
Y le tiran cadáveres
y espantos
y sigue tercamente
subiendo a puntapiedras,
a piedra perdurable
y pedregosa.
Y para hacerla leña
llegan oscuros,
mudos.
Y sin embargo sigue
piedra siempre total
y duradera.
Tenaz piedra encendida,
piedra siempre cabal
y bien nacida.
¡Verdad tan verdadera
-la piedra-la Poesía!
Del libro: Cumbres aldeanas y otros poemas.
La mantis religiosa,
por José Guillermo Ros Zanet
Langosta estrafalaria
malhadada.
Rama devoradora
mal alada.
Cazadora sutil,
y rezadora.
Antropófaga muda,
mal solemne.
Diminuta jirafa,
carnicera.
Del libro: Lugares y criaturas.
Pero quién es el Dr. José Guillermo Ros-Zanet
Nació en la ciudad de David, provincia de Chiriquí, República de Panamá, el 11 de junio de 1930. Fueron sus padres el Dr. Rodolfo Ros, de origen cubano, que llegó a Panamá con el grupo del Dr. Finlay, para trabajar en la erradicación de la malaria y la fiebre amarilla; su madre fue la distinguida Señora Clara Zanet, oriunda de Chiriquí. A la temprana edad de 10 años queda huérfano de padres y al cuidado de su abuela materna Josefina.
Realizo sus estudios primarios en la ciudad de David y los secundarios en la capital, en el Instituto Nacional. En 1959, recibe su diploma de médico en la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Tiene especialización en pediatría (Hospital del Niño, Panamá), en Pediatría Social (Universidad de Antioquia, Colombia), y en Nutrición y Desnutrición en el Niño (Hospital Infantil, México, D.F.)
Fue un activo dirigente estudiantil, como Secretario General de la Federación de Estudiantes Secundarios de la provincia chiricana, como Primer Vicepresidente del Primer Congreso Extraordinario de la Federación de Estudiantes de Panamá, Representante Principal de la Facultad de Ciencias Naturales y Farmacia ante la Junta Administrativa de la Universidad, Secretario General de Prensa y Propaganda de la Unión de Estudiantes y Universitarios, además de Director de la Voz Universitaria, revista de la Unión de Estudiantes Universitarios.
Comenzó a escribir desde muy joven, a los 17 años tenía su primer poemario Raíz del Paisaje y había recibido premios en poesía y cuento convocados por la revista Juvenalia en 1950. Colaboró como Redactor de la Revista Cultural Tierra Firme, junto con José María Sánchez Borbón.
Ha obtenido el Premio de Poesía Ricardo Miró, en cuatro ocasiones: Poemas Fundamentales (Origen y Signo), 1951, cabe destacar que para esta fecha, el poeta es un joven estudiante de secundaria; Ceremonial del Recuerdo, 1954; Sin el Color del Cielo, 1960; y Un No Rompido Sueño, 1984. A los 23 años, en 1953, es galardonado por su cuento I Coin (El buen maíz); el cuento plantea un conocimiento profundo de la psicología del indígena y del colono blanco que con él establece contacto. También es Premio Miró en la sección Ensayo, con el libro Sobre el fenómeno de la desnutrición en el niño, 1969. Es Premio Centroamericano de Poesía, Juan Ramón Molina de Honduras, 1984, con el libro Los Libros de la Tierra. Premio Sudamericano de Cuento (Chile), 1982, con su obra El Edificio de Coral.
Como profesional laboró en el Hospital del Niño y en la Caja de Seguro Social. Ha sido Síndico y Presidente de la Asociación Médica Nacional, Secretario de Asuntos Internos y Vicepresidente de la Sociedad Panameña de Pediatría, así como Presidente de la Sociedad Panameña de Salud Pública. Ha dictado múltiples conferencias en la Universidad de Panamá y en la Universidad Santa María, y en varias Universidades del extranjero, como en diversas instituciones cívicas del país.
En los últimos años ha sido Investigador del Instituto de Estudios Nacionales de la Universidad de Panamá, en donde ha realizado una labor fructífera. A su vez, ha mantenido la columna El Ser, el Habla, el Tiempo en el periódico La Universidad. La obra de Ros-Zanet es extensa y abarca diversos temas, tales como Economía, Sociología, Psicología, Filosofía, Ética, Teología Bíblica y Doctrina Social de la Iglesia. También se ha ocupado de la crítica y teoría literaria, entre los que destacan sus trabajos: Breves apuntamientos en torno al quehacer poético de doña María Olimpia de Obaldía, 1986; y Rosa Elvira Álvarez, Poesía y Dialogía, 2000.
En 1989, fue recibido en un Acto Solemne como Miembro de Número de la Academia Panameña de la Lengua. Ha sido miembro del Consejo Nacional de Escritores y Escritoras de Panamá (2001-2003). El 22 de enero de 2004, fue condecorado en la Academia Panameña de la Lengua con la Orden al Mérito Intelectual. En 2006 es elegido Director de la Academia Panameña de la Lengua para el periodo 2006-2009. En 2008, en Solemne Acto en Santo Domingo, República Dominicana, el director de la Academia Dominicana de la Lengua, Dr. Bruno Rosario Candelier, lo incorporó como miembro Correspondiente de dicha Academia.
Como mencione al inicio de esta semblanza el Dr. Ros-Zanet también ha escrito (pocos) cuentos y ensayos es más se ganó un Premio Ricardo Miró en la categoría de Ensayo y otros premios internacionales.
Una pequeña muestra de su obra:
Destino y eternidad de la poesía, por
José Guillermo Ros Zanet
Destino y eternidad de la Poesía es el tema que trataré de aprehender y expresar, sin apartarme, en lo posible, del ámbito dentro del cual se realiza este encuentro histórico y literario: "El Ayer, el Hoy y el Mañana de la Lengua y la Literatura en Panamá, en el marco del V Centenario; o, más específicamente, "Pasado, Presente y Futuro de la Lengua Española en Panamá".
Creo que los quinientos años transcurridos son el ayer, el hoy y el mañana... Pasado, presente y futuro.
El profundo, extenso y complejo acontecimiento histórico que significó (y significa) el encuentro de dos mundos fue un fenómeno no sólo oscuramente material; fue y sigue siendo un denso fenómeno espiritual... Y en cuestiones fundamentales del espíritu, todo lo que ha sido, es... y será eternamente.
Creo que el mutuo descubrimiento de dos mundos no ha terminado todavía... Y seguiremos encontrándonos...; y desencontrándonos, a veces.
La simiente y los frutos de un idioma nuevo cayeron en un suelo pródigo: en la tierra del mito y de la lumbre, del pedernal y de la arcilla. “del faisán y del venado”, del colibrí y de la tórtola, del maíz y la jagua, del jaguar y la danta, del destino y de la muerte, de las vasijas funerarias y de las piedras del duro sacrificio humano... Y germinó la simiente, y creció y se extendió, y se hizo bosque interminable: el idioma español en América.
Innúmeras lenguas aborígenes vencieron el tiempo, recogidas en los escritos perdurables de los religiosos, que trajeron la Palabra y las palabras... Los españoles trajeron las cartas de marear y trajeron el dolor y el valor, la claridad y la sombra; y trajeron la Biblia, y fueron llamados los Hombres del Libro.
Fue un prodigioso acto fundacional, surgido del entrechocar del cántaro americano con el caldero español, y del metal de la espada con el pedernal de la maza aborigen.
Desde los mitos funerarios indígenas y desde la antiquísima idea de una ciudad eterna (Roma), en profundo y eterno mestizaje, se hizo Verdad y Profecía el mundo americano. Unicidad y totalidad del ser. Alejamiento de la Torre de Babel (lingüística del mundo Americano. ¿Anunciación del Pentecostés de la palabra? (Teología del Lenguaje).
En Hispanoamérica los grandes novelistas y poetas, los narradores y ensayistas de nuestro siglo y de los siglos, han escrito (han creado) sus obras portentosas, originales e irradiantes, en poderoso idioma español... Y, al escribir sus libros, no renunciaron bárbaramente al uso de ese idioma español... No lo negaron. Lo usaron desde su mundo prodigioso, desde su sabiduría poética y literaria.
Estos creadores de Verdad y Belleza comprendieron, desde lo más central de la lengua española, que lo esencial es (y era) acendrar nuestra genuina y profunda expresión americana... La profunda expresión del ser americano. Una expresión convertida, por el mito y los siglos, en poderoso idioma español. En una Literatura que hoy España, Europa y el mundo, acogen y aplauden, como una realidad no sólo americana sino de la Humanidad. Recordemos en este momento unas palabras de Leopoldo Lugones, al retornar, doctrinariamente, desde una dura postura antihispánica:
“Tampoco es aceptable el nacionalismo (cerrado y duro de cabeza, agregamos nosotros). Emplear un idioma bastardo sólo porque sea de acá, equivale a incomunicarse en la fealdad y en la pequeñez, cuando la civilización (occidental) constituye en realidad un sistema de comunicaciones... Cuanto más salvajes sean las tribus de una región, más lenguas distintas hablan".
La Torre de Babel del mundo aborigen.
Hoy algunas personas alzan sus voces -y se precian de ser legión- con el propósito de condenar sin reservas la conmemoración del V Centenario, el mutuo encuentro de dos mundos.
Y llegan, en su despropósito, a negar históricamente la impronta positiva de lo español en el mundo hispano-americano.
Pero hasta la misma condenación la escriben en pobre o en iluminado idioma español.
Es imposible negar que nuestro vivir histórico ha estado ligado, duramente y luminosamente, a España, a Europa, a la cultura occidental; desde la fuente Judeo-Cristiana, Griega y Latina.
Esta es una Verdad eterna, que no niega, sin embargo, los originales caracteres de nuestro vivir y de nuestro hacer cultural americano, hispanoamericano. La originalidad del Ser americano...
Creo que en el ámbito literario, y más, hemos dejado de ser, hoy, "El Continente Calco" del que nos hablara Gabriela Mistral en su tiempo.
La Filosofía y la Gran Literatura Latinoamericanas -El despertar del Ser- surgen allí donde surge la Libertad y donde la conciencia se hace de sí misma.
El imperativo es liberamos, para empezar a ser... Liberamos de nuestro ancestral adormecimiento del Ser. Liberamos, muchas veces, de nosotros mismos; para ser nosotros mismos; afirmemos y confirmemos nuestro violento y luminoso mestizaje vital, cultural y espiritual.
Busquemos el Ser, la Vida, el pensamiento, las palabras, la Vida moral.
Las palabras serán nuestra condenación, o nuestra salvación.
Recordemos que la palabra falsa (que es la mala palabra) de una cosa, en-cubre la cosa.
Y la palabra verdadera (que es la buena palabra) de una cosa, des-cubre la cosa, su esencialidad. La Cosidad, la Historicidad, la Poeticidad. Mundo de las esencias.
Descubramos, entonces, la palabra verdadera del Ser, del pensar, de la propia palabra, de la vida total.
Y la poesía, la Gran Poesía, es Palabra Verdadera.
El Ayer, el Hoy y el mañana de la lengua y de la literatura (escrita en español) en Panamá, debemos buscarlos y aprehenderlos no en la negación chauvinista, sino en la justa afirmación de lo verdadero, y en la serena negación de lo falso.
No podemos renunciar al uso del Idioma Español.
Recordemos que nuestra Poesía y nuestra Novelística, nuestra Literatura toda y nuestra Filosofía, se están incorporando, hoy, vigorosamente, al patrimonio espiritual de la Humanidad.
Acaso se están haciendo Verdad, y Profecía, aquello que buscaba afanosamente, y lo deseaba, Don Miguel de Unamuno:
La Creación de un sobre-Idioma español, común a América y a España, y que hoy nosotros mismos, y el mundo, presentimos, y sentimos luminosamente conmovidos.
Destino y Eternidad de la Poesía. Y Unidad del Idioma.
Creo que el Destino de la Poesía es la propia Poesía. Y el porvenir del Lenguaje descansa (y se afana) en el profundo Sistema del Lenguaje. Hoy no es infrecuente encontrar estudios y análisis críticos que postulan la primacía, en nuestro continente, de la novelística sobre la poesía.
Sin negar el altísimo valor de la novelística hispanoamericana y latinoamericana, creo en la singularidad de la Poesía. La Poesía es fuente primigenia en donde se nutre el universo entero de nuestra literatura.
Durante todo el siglo XX, y sobre todo durante las tres últimas décadas, los hallazgos y descubrimientos estilísticos, lingüísticos, semánticos, sintácticos, fonológicos, etc., de la Poesía han enriquecido y vigorizado los textos novelísticos y cuentísticos... Hasta el ensayo ha utilizado, también, estos recursos, con honda sabiduría -¡Tanto duran Mallarmé, Baudelaire, Rimbaud!-.
Los compartimientos estancos que separan los diversos géneros literarios tienden a desaparecer, a borrarse; sin menoscabo de la excelencia y la originalidad de esos mismos géneros literarios.
Toda la literatura americana excelente se llena de poesía... Y la Poesía se llena de Eternidad y Destino.
Todo texto literario verdadero (singularmente y esencialmente, el texto poético) es una duración; una como sucesión inacabable de textos de Verdad y Belleza.
La transtextualidad y la intertextualidad, y más...
Es la duración y el misterio de la duración. Temporalidad que, en la alquimia infinita de la Palabra, se hace intemporalidad y misterio.
La Poesía deviene, entonces, Tiempo y Eternidad.
Y en este instante recuerdo unas palabras de Platón:
"El tiempo (circular) es una imagen móvil de la eternidad inmóvil".
El Hombre en su evolución, en su ascensión espiritual, deja de ser sólo naturaleza, y se hace, también, sobrenaturaleza. Y eso le ocurre al Poeta, en el Acto Creador.
Pero desafortunadamente son muchos los hombres que se quedan a vivir sólo en el ámbito de la emoción ciega, y del instinto. Ellos serán sólo naturaleza, naturaleza primaria. Son esencialmente seres recolectores, consumidores de riqueza total, y fabricantes de cosas. Son fabricantes, no son creadores. Son ejemplo viviente de que la evolución humana no ha terminado todavía... De la necesidad de que la Evolución debe continuar, porque el Hombre no es sólo un ser puramente biológico. También es espíritu.
Por eso, a lo largo de la Historia, y desde los tiempos más remotos. han existido seres humanos superiores que se rebelaron contra la dominación de lo puramente fisiológico, y contra las cadenas endocrinas; seres que alcanzan el universo del espíritu. Seres que sobre su propia naturaleza primordial se hacen iluminada sobrenaturaleza... y que, desde su humildad y grandeza, han movido y mueven al mundo. Son seres creadores de riqueza total: cultural, económica, política. científica, filosófica y Ética, y más.
Seres creadores de Bien y Verdad y Belleza. Guías espirituales de la Humanidad.
Esta inmensa verdad nos confirma que la evolución humana tiene porvenir y destino: el Porvenir del Espíritu. El porvenir de la Eticidad.
El Ser y el Hacer del Hombre superior dejan de estar gobernados, de modo absoluto, por el determinismo de los puros fenómenos químicos y fisológicos.
Son los creadores de Bien y Verdad y Belleza, y se hacen co-creadores, con el Creador, en el ascenso espiritual de la Humanidad.
Es esta colaboración, junto con el Creador, lo que le asegura, al Hombre, su propia inmortalidad, y la eternidad de sus obras. Se dice que la muerte es lo inaudito de la naturaleza. La naturaleza se contradice con la muerte de la mónada pensante que es el Hombre. Pero es esa misma muerte la que pone en evidencia al Espíritu.
Y la Poesía excelente es obra del Espíritu, y es Espíritu; y es el alma del mundo, como el Tiempo.
Un sabio pensador del espíritu nos dejó dicho que si el Hombre no acoge y no hace buen uso de esa gracia, otorgada por el Creador, la gracia de ser colaborador en la evolución (en la ascensión) espiritual, del mundo, "será entonces sólo un ser a medias que únicamente se limita a prolongar la especie, como lo han hecho y hacen sus hermanos inferiores; no se diferencia de ellos sino por sus caracteres morfológicos; y no cumple más que la mitad de su tarea"...
Hoy en nuestras sociedades deshumanizadas y deshumanizantes se confunden lamentablemente los Valores y los Bienes.
Recordemos que los Bienes son de naturaleza material, son cosa producida o tomada, o son obra construida. Son, por lo tanto, perecederos. Sobre ellos y con ellos se conforma y se construye lo inferior de las civilizaciones. Por eso, tal vez, se dice que "la civilización es una enfermedad necesariamente mortal".
Los Valores en cambio, son de naturaleza espiritual y en ellos se sustenta lo superior de las culturas... Por eso, en su esencia, las Culturas no perecen, son lo que permanece cuando las civilizaciones mueren.
En nuestra contemporaneidad ocurre lo que Ortega y Gasset llamó "el destronamiento del espíritu". Los contravalores, llenan hoy el lugar de los valores.
Se vuelve a adorar al Becerro de Oro.
Por causa de este fenómeno, hoy insurgen movimientos ideológicos que pretenden convertir en simple mercancía, en objeto de consumo, todo hacer y quehacer del Hombre: la literatura, la educación, las ciencias y las artes. Todo se vuelve cosa, se cosifica al Hombre y a la Vida.
Es el oscuro fetichismo de la mercancía...
Vemos entonces cómo surgen en nuestro tiempo, regimientos y masas de productores y consumidores de esas "obras literarias".
Afortunadamente esa falsa literatura, producida y consumida, se hace muy pronto mercancía perecedera, y efímera moda.
Los oscuros heraldos de esta llamada "Producción Literaria" son los que buscan la Poesía sólo en la carne. Ignoran tal vez que la Verdadera Poesía está en el ánimo y en el ánima, en la Vida total, en la interioridad del corazón y del espíritu.
A esta altura de los siglos y de la Historia, nuestra nación debe acendrar su búsqueda (para el encuentro) del Ser Nacional Profundo; acción y conocimiento que nos hará ingresar, sin tropiezos y de modo natural, a la Historia Americana y Universal.
Es casi una certeza que la Literatura Nacional ha sido fundamentalmente y primariamente literatura de emociones o de emotividades. Y esta casi certeza podemos hacerla extensiva a la mayor parte de las manifestaciones del vivir nacional: políticas, intelectuales, educativas, sociales, culturales, etc.
Hemos vivido en un como apagamiento del Ser, en una como mudez entitativa.
Claro que se han dado y se dan muy claras y altísimas excepciones.
Entonces, en el presente histórico de la lengua y de la literatura nacional, es vitalmente necesario ("una cuestión de Vida o Muerte espiritual") alejarse de la extendida y profunda superficialidad, para acceder, vigorosamente, a la verdadera profundidad, a la interioridad del lenguaje y de la Vida Total; a una Literatura de Ideas y no sólo de emociones. La Literatura Integral es emoción e idea, a un tiempo. Pensamiento. El pensamiento que a sí mismo se piensa.
Hoy se levantan signos de un luminoso despertar del espíritu y de un acendramiento del Ser; aun en medio de la dolorosa crisis moral que padecemos.
Creo sinceramente que la "Producción Literaria" no tiene porvenir. Sólo la verdadera Creación Literaria tiene porvenir; tiene eternidad y destino.
Siempre he sostenido que toda buena Poesía no es simple copia de la realidad, sino que es y expresa y comunica una nueva realidad.
En el conocer poético, fundamentalmente, no hay presencias ante los sentidos, sino presencias ante el Espíritu.
Y reiteramos que en materia espiritual, lo que ha sido, es... Y será eternamente.
Valéry decía que el primer verso del poema lo dictan los Dioses... Y creo que los siguientes versos los dicta el espíritu, y son aprehendidos por la intuición (que es la Vía regia del conocimiento)... Luego la razón, nos ayudará a perfeccionar el acto creador poético.
Steiner, por su parte, nos dejó dicho: "La Gramática de Dios resuena en toda la naturaleza, basta con que tengamos oídos para ella".
José Guillermo Ros-Zanet
Publicado en: Revista Cultural Lotería, Nº 406, Marzo-Abril de 1996.
La Culebra, por
José Guillermo Ros Zanet
Amanece en las plantaciones. La mañana sale verde de tallos y lluvia. Entre los madrecacaos se abre el grito acuático de las oropéndolas; también la salmodia antillana de los cortadores. Y hay un olor agrio metido entre el hojarascal... Y allí, aquí, acá, allá dibujándole contornos al horizonte mañanero, el verde mayor del abacal. Son verdes los cuatro puntos cardinales. Amanece.
Con la angustia, nuevecita, del mal sueño pegada a la espalda, al pecho, el indio baja las escaleras del "tambo". ... Anoche soñó que lo picaba una culebra. Y él sabe, como saben todos los indios, que si va trabajar al tallal, hoy, lo picará alguna mala víbora. Sí, él sabe, y lo saben todos los indios, que hoy no debe ir a trabajar; porque si lo hace, se cumplirá la maldición del sueño. Pero él sabe, y esto no lo saben todos los indios, que los hombres blancos, los suliá, también sueñan con culebras, y van al monte y no les sucede nada. Y él sabe, y esto lo saben todos los indios, que debe ir a trabajar; y más ahora cuando ya está cerquita el día en que han de pagarle "las vacación"; pero él no debe ir a trabajar; no debe desobedecer el aviso del mal sueño.
Y se sienta bajo el tambo. Piensa en muchas cosas, y se repite interiormente:
-Ti ñaga to siribire. (Yo no quiero trabajar)
-Ti ñaga to siribire.
Pero...
Allí va por un sendero, hacia las plantaciones. Lleva la cuda sobre el hombro izquierdo, y el machete en la mano derecha. Con los ojos va midiendo cada paso por entre el trillo. Interiormente va desgranando algunas de las sencillas enseñanzas del viejo cura Thompson.
…Ti cobobutu ti nubú lle unen tie ron nbo. Mo do coin mende coin Mo nú coin Mo dobó coin ti quenere come quenere con jurá ti bodo lle ti ñaga to con jurá ti bodo. Ti bobobutu ti nubú lle uen tien con nbó.
(Señor mío y Dios mío, dame valor. Tú, buen corazón; tú, alto cielo; tú, buen agua; tú, buena tierra, yo soñé un mal sueño, y tengo miedo, y no quiero tener miedo. Señor mío y Dios mío, dame valor).
Compañero del miedo, llega al corte y comienza a trabajar. No puede dejar de pensar en el mal sueño. Tiene la certidumbre, clarita, de que será castigado por desobedecer lo que el sueño le dijo. Y sus ojos lo miran todo. Trabaja. Trabaja. Hoy ha comenzado a sudar desde muy temprano. Ahora se da de cuenta de cosas que antes apenas si veía, o apenas si pensaba en ellas. Al desprender algunas de las hojas de los tallos, ve caer grandes y blancos alacranes que se pierden, furiosos, entre la hojarasca húmeda. Ve las grandes y venenosas arañas, y con la hoja del machete las aplasta extrañamente... Se detiene un instante para mirar las contorsiones, la omega verde, de un gusano medidor. Pero sigue, sigue cortando los tallos maduros, y la angustia del sueño dentro de él, abriéndole senderos al miedo. Y así van pasando las horas. Ya ha terminado varios surcos del corte. Ha llegado a una parte bastante clara. Aquí los grupos de tallos de los surcos están limpios; alrededor de los tallos aún no ha vuelto a "cerrarse" la ronda de yerbajos. Hace poco tiempo, con seguridad, que aquí limpiaron los catrachos… Y respira a todo pulmón. Mira entre los surcos. Allá, más adelante, ve a Santos; ve como deshilacha y deshoja los tallos maduros. Ve como Santos maneja con rapidez y precisión la larga vara, en cuyo extremo superior está colocada la afilada coa. Y ese filo de la coa corta coma una navaja. Piensa que Santos es un buen trabajador. Entre los surcos también ve el caminar lento de las mulas que sacan tallos del corte hacia los rieles... Tras él, en los surcos de los lados van otros indios. Le hablan. El contesta. No les ha dicho lo del sueño. Cerca, porque no lo oye el "forman", un indio ha comenzado a canturrear:
--Uean chi siribí chi (Poquita plata…; poquito trabajo).
--Uean chi siribí chi.
y sigue cortando los tallos maduros. Piensa que su nitrá corta bastante. Piensa que los tallos, cuando caen, parecen hombres borrachos. Y piensa que Santos deshoja bien, porque los tallos, al cortarlos, no quedan enganchados... Y regresa el recuerdo del mal sueño.
Mediodía. Aún no ha visto ninguna culebra. Y a medida que pasan las horas se le agranda la certidumbre de que el sueño habrá de realizarse. El miedo le crece en la raíz de la nuca, en el pecho, en la espalda. Y viene la tarde, y sigue cortando. Quisiera verlo todo. Quisiera que todo estuviese limpio, clarito. Ahora piensa que no debió haber venido. Está en el centro del corte. Adelante de él van dos indios. Se lo pasaron. El surco que él está cortando ahora "va tupido"; también el monte. No debe quedarse atrás. Ya falta poco para el fin de la faena de hoy. Y van creciendo la angustia y el miedo. Sabe que en estos últimos instantes ha de suceder la cosa.
Y...
Y queda como piedra, como riel. Un frío violento y agudo se le metió en todo el cuerpo. Ha oído el grito inconfundible:
-Colebra come (Culebra mala!)
-Colebra come!
Lleno de espanto, acierta a ver, rápida, entre la yerba que lo rodea, el cuerpo lustroso de la "terciopelo". Se dirige hacia él. Lleno de espanto, no se mueve. Tiene el machete en alto. No debe dejarse sorprender. Ya la ha visto. Agudiza la vista, y agudiza el oído. Los demás indios corren tras la víbora. Tratan de cercarla. El está en el centro de esa ronda. Y apenas si oye los gritos. Quisiera más ojos. Quisiera oídos sólo para oír la ondulación brillante de la terciopelo. No debe dejarse sorprender.
-Colebra come!
-Colebra come!
Sabe que está muy cerca de él. Alguien la ha visto nuevamente. Alcanza a oír un grito más alto. Y siente, entonces, un dolor agudo en el talón. Y un grito de angustia se le seca en los labios. No la vio. La ve ahora varios pasos delante de él. Y ve también cuando Alfonso la parte en dos. Ya no picará más... Con dolor baja la cabeza para verse el talón, para ver la mordedura. Pero lo que ve es mucha sangre y un gran tajo.
Santos había visto la culebra muy cerca de donde él permanecía con el machete en alto, y había lanzado con gran fuerza, como una fisga, la vara de deshojar y, mala puntería, le había dado a él en el talón, haciéndole un gran corte. Allí le amarraron unos trapos para atajar la sangre. Lo montaron en una de las mulas cargadoras. Y allí va él por entre los tallos, las hojas de los tallos, los tallos; como un condenado. Corre hacia el lejano Dispensario. La hojas de los tallos, los tallos, las hojas de los tallos, los tallos le golpean a ratos la cara, el pecho, los hombros. Y él sigue corriendo, y pintando con sangre el ijar izquierdo de la bestia.
Pero lleva en el rostro, en el pecho una infinita alegría; porque, respirando a todo pulmón, piensa, y quisiera gritarlo:
-¡No me picó la culebra!
-¡No me picó la culebra!
-¡No me picó la culebra!
Allá, a lo lejos, por el sendero se abren los rieles y los linderos susurrantes de los cortes del abacal, se ve la casa gris del Dispensario.
José Guillermo Ros-Zanet
Publicado en: Revista Cultural Lotería, Nº 58, Septiembre de 1960.
Estoy leyendo poco a poco un hermoso libro que ahora forma parte de mi colección personal Poesía Reunida que llegó a mis manos gracias a la Academia Panameña de la Lengua en este libro se reunen algunos de los libros publicados por este excelente poeta panameño Dr. José Guillermo Ros-Zanet.
Fuente
Panamá Poesía
*
Robert Allen Goodrich Valderrama (Panamá 1980): Poeta, escritor, ensayista, Miembro Asociado Academia Norteamericana de Literatura Moderna (USA), Miembro Correspondiente de la Academia de Artes, Ciencias y Letras de Iguaba Grande (Brasil), Presidente UMECEP Panamá creador del Blog Mi Mundo www.robert-mimundo.blogspot.com del Grupo Amor por las Letras ha participado en más de 40 antologías a nivel mundial a nivel mundial sus libros están publicados en www.lulu.com www.amazon.com y otras plataformas también pueden ser leídos en la Biblioteca Nacional de Panamá Dr. Ernesto J. Castillero (Panamá), Biblioteca Interamericana Simón Bolívar de la Universidad de Panamá.