sábado, 12 de marzo de 2016

OTRA GRAN MUJER PANAMEÑA: SARA SOTILLO

SARA SOTILLO

POR: ROBERT A. GOODRICH V. *

Siguiendo con la ronda de Biografías de Grandes Mujeres Panameñas le toca el turno en esta ocasión a Sara Sotillo una gran educadora y dirigente que dejo su aporte para las presentes y futuras generaciones.
Sara Sotillo Guillén (1900-1961).  Maestra y dirigente magisterial promotora de la Ley 47, Orgánica de Educación de 1946. Fundadora del Magisterio Panameño Unido, de la barriada de Miraflores para los educadores, directora de la primera campaña de alfabetización y defensora de los derechos de la mujer.

Nació el 19 de abril de 1900 en la isla de San Miguel, Archipiélago de las Perlas, ubicado en el Golfo de Panamá.  Fueron sus padres Braulio Sotillo y Bathila Guillén,  y tuvo dos hermanos: Francisco y María del Carmen.  Durante la Guerra de los Mil Días, la familia Sotillo se trasladó a la ciudad de Panamá, y Sara fue matriculada en la escuela católica de las Hermanas Cristianas. En ese centro escolar cursó los primeros años de educación primaria, porque en VI grado fue inscrita en la Escuela Anexa a la Normal, donde culminó sus estudios primarios. En 1919 se graduó como maestra de enseñanza primaria en la Escuela Normal de Institutoras, dirigida por las maestras bogotanas Rosa y Matilde Rubiano, de respetuosa recordación en Panamá.  Era una institución paralela de la Escuela Normal de Varones. Ambas escuelas habían sido reabiertas en 1904 tras un período de clausura a partir de 1900.

Su carrera profesional la inició a los diecinueve años de edad, cuando fue nombrada en la Escuela de Garachiné, en la provincia de Darién. Después de dos años de servicio magisterial en esta región, solicitó traslado a la Escuela Manuel José Hurtado, ubicada en la provincia de Panamá. En esta escuela permaneció en ejercicio docente por espacio de veintinueve años.  Sara Sotillo organizó y fundó, conjuntamente con Clara González de Beringher, Elida Campodónico y Enriqueta Morales, en 1922 el Centro Feminista Renovación, cuyos  objetivos se preocupaban por la intensificación y difusión de la cultura a favor de la mujer; su mejoramiento desde el punto de vista social y moral; su independencia económica; la igualdad con el hombre en los derechos y responsabilidad ante la Ley.   En 1923, esta organización impulsó el Primer Congreso Feminista en Panamá y posteriormente, en 1925, fue el puente para la creación del Partido Nacional Feminista. En 1924, inició sus labores la Escuela de Cultura Femenina, que funcionó en la Escuela Manuel José Hurtado gratuitamente por siete años, y que se dirigió a la formación de las mujeres mayores de 16 años, fueran solteras o casadas. La fundación de esta escuela, que hoy llamaríamos laboral, tomó forma en manos de Sara Sotillo y de sus entusiastas compañeras.

En 1925, el Partido Nacional Feminista presentó a la asamblea un documento para solicitar atención a los derechos de la mujer. Fue un paso importante el que lograron las activistas, pues fueron aprobadas las leyes 43 y 52 que mejoraba la situación jurídica de la mujer. En 1926, año en que se celebró el Congreso Bolivariano que conmemoraba los cien años del Congreso Afictiónico de 1826,  Esther Neira de Calvo, invitada por el Secretario de Instrucción Pública, Octavio Méndez Pereira, organizó y presidió el Congreso Interamericano de Mujeres, que tuvo lugar del 19 al 21 de junio de ese  año. El que el Partido Nacional Feminista presentó una ponencia titulada La mujer latinoamericana en la conquista de sus derechos, tras cuya lectura se reclamaron los derechos políticos en igualdad de condiciones para la mujer panameña.   Esta actividad constante, en la que tuvo participación Sara Sotillo, continuó durante los años 1927 a 1930 con denuncias y memoriales a la Asamblea Legislativa.  El 2 de enero de 1931 ocurre el movimiento partidista llamado Acción Comunal que trae consigo intranquilidad política para el pueblo.  El Partido Nacional Feminista no cejó.  Ese año solicitó que fuera garantizado el voto de la mujer y que se le expidiera, como a los hombres, cédula de identidad.  Se incorporan las mujeres de Colón y del interior.

El movimiento se mantuvo firme a través de más de una década a partir de aquel congreso de 1926. En 1938 se publicó la revista Nosotras, y se propuso un segundo congreso femenino que se celebraría ese año. El gobierno del Presidente Juan Demóstenes Arosemena, con el fin de amedrentar a los promotores de los movimientos sociales, destituyó en aquel año a un grupo de educadoras, entre ellas a la hermana de Sara Sotillo, quien sería restituida tres años después.  En 1941, Sara consiguió unir a los maestros para que reclamaran los sobresueldos adeudados, y como resultado, se consiguió el primer aumento de sueldo.  A través de este movimiento, fueron defendidos los principios y conquistas laborales del educador panameño.

El 4 de octubre 1944 organizó la asociación denominada Magisterio Panameño Unido, cuya fuerza gremial tomó fuerza y se mantuvo durante buena parte del siglo XX. Se fundó con el apoyo del interior y de las escuelas de la capital, y desde la escuela Manuel José Hurtado. A estas alturas, los educadores percibieron que la unidad era el medio para conseguir la seguridad laboral que no tenían, y la mejoría de los sueldos.  Entre tanto, Sara se preocupó por fundar un banco de préstamos del Magisterio Panameño Unido que se convirtió en una fuerte cooperativa en 1963.

Mujer visionaria y con fina percepción política, en 1946 reconoció, durante la campaña para la Asamblea Constituyente, que el partido Renovador, dirigido por Francisco Arias Paredes, había incluido objetivos y fines relacionados con la educación, y Sara y las educadoras que la apoyaban, decidieron servir como jurados de mesa y representar al Partido Renovador. Realizaron campañas informativas y educativas acerca del modo de ejercer el voto, que era secreto. Por dos meses, en el Teatro Cecilia de la ciudad capital, se realizó esta labor. El partido obtuvo varios representantes y fue nombrado como Ministro de Educación José Daniel Crespo, gran educador. Había ya un anteproyecto de Ley Orgánica de Educación.

El Magisterio Panameño Unidos difundió el anteproyecto, recogió las opiniones de los educadores y, como resultado, saltó a la vista que el problema más sensible se relacionaba con la estabilidad. El Magisterio Panameño Unido se movió, se agitó, se reunió con la diputada Gumercinda Páez, con Esther Neira de Calvo, con Arcadio Aguilera, don Antonio Sucre, miembros de la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional, y ellos incluyeron la estabilidad de los educadores en la Ley 47 de septiembre de 1946, Ley Orgánica de Educación, todavía vigente. Inició y dirigió en 1948 la primera campaña de alfabetización, para la cual fue elaborada la cartilla ALAS para adultos. El Panamá América y La Estrella de Panamá editaron los textos como una colaboración con el Magisterio Panameño Unido.

Como puede observarse, uno de los logros más importantes de Sara Sotillo consistió en la fundación, en el año de 1944, del Magisterio Panameño Unido. A través de esta institución, y apoyada por otros educadores logró la aprobación de la Ley Orgánica, la Ley 36, de 14 de septiembre de 1946 y la Ley 11, de 26 de enero de 1951, que  logró la representatividad de los educadores en la comisión de selección para ocupar las vacantes en Educación.

Pero Sara Sotillo, preocupada por el bienestar de los educadores, creó también la primera barriada residencial para maestros no solo en Panamá sino en Centroamérica, que quedó ubicada en la Urbanización Miraflores, con espacios verdes, casa de la cultura, una biblioteca, escuela nocturna para las empleadas domésticas, parque comunal y espacios para la iglesia de la comunidad, en donde, finalmente, con el esfuerzo decidido y alegre de aquellas maestras fundadoras, se levantó la Iglesia de San Antonio de Padua. En aquella barriada en la que se reconocía el aliento de Sara Sotillo, también se organizó una cooperativa para auxiliar económicamente a las maestras y sus familiares.  Sara Sotillo cuidó a tal punto la claridad y pureza de su imagen pública, que a pesar de que vivía sin mayores amplitudes en una de las calles del barrio de Santa Ana, nunca aceptó entrar en la rifa de los terrenos para la asignación de una de las hermosas casas de Miraflores. No quiso dar pie a que se llegara a pensar que todo lo que había hecho llevaba el fin de conseguir una casa para vivirla. Por esa misma razón no aceptó ningún tipo de ascenso en su carrera como educadora. Quería ser libre para hablar y para actuar. Sus enemigos intentaron doblegarla.  Así, tuvo que trabajar hasta cumplir 30 años de servicio, aunque la Ley reconocía la jubilación a partir de los veintiocho años.  Ella los cumplió sin una sola queja.

Su preocupación como feminista y educadora la llevó a sentir interés por todos los asuntos educativos, los problemas nacionales, pero, sobre todo, los problemas del ser humano.

El 16 de diciembre de 1961 falleció Sara Sotillo, y el gremio docente le rindió homenaje en la sede del Magisterio Panameño Unido y en el Cementerio Amador donde reposan sus restos mortales. Póstumamente fue condecorada con la Orden Manuel José Hurtado, que se entrega a los educadores destacados del país. Su memoria ha sido honrada de diversas maneras en Panamá: una barriada lleva su nombre, al igual que una escuela primaria. A la entrada de Miraflores, un humilde busto de la fundadora asoma entre las plantas; un monumento creado por el artista Carlos Arboleda se ubica en la sede del Magisterio Panameño Unido; y durante el gobierno de Mireya Moscoso se acuñó una moneda de cinco centavos con su imagen.

Fuente: Encaribe.org

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Robert Allen Goodrich Valderrama (Panamá 1980): Poeta, escritor y Gestor cultural creador del Blog Mi Mundo www.robert-mimundo.blogspot.com del grupo en facebook Amor por las Letras ha participado en más de 40 antologías a nivel mundial ganador de varios reconocimientos y sus libros están publicados en www.lulu.com www.amazon.com Presidente Nacional UMECEP Panamá.