lunes, 14 de marzo de 2016

OTRA GRAN MUJER PANAMEÑA: DIANA MORÁN

DIANA MORÁN

POR: ROBERT A. GOODRICH V. *

Una mujer que murió lejos de su patria víctima de la política de aquellos años murió en el exilio en México lejos de su patria amada pero quedó su legado y su historia que hoy les narro para recordar a esta gran panameña, gran mujer ejemplar, gran activista, educadora, poetisa, ensayista que disfrutó más las mieles del triunfo y el respeto lejos de su Panamá.

Como educadora luchó por el hombre integral y por una sociedad justa. Su posición personal nunca fue individualista; siempre estuvo en función social. Por su verticalidad, por su lucha cívica fue forzada a un largo y penoso exilio que no la doblegó, antes fortaleció su carácter. En la historia panameña, Diana Morán ha sido la única poetisa lanzada al exilio, "despojada de la patria", como señala ella en sus versos; lo cual es un indicio del cúmulo de valores que ella encarnaba.

Panamá, 10 de febrero de 1992.Elsie Alvarado de Ricord

Soberana Presencia de La Patria , por
Diana Morán

Es enero en las calles donde ruedan los gritos,
nueve o diez en la carne, en la súplica radial
de un arroyuelo rojo para soldar los nervios,
es la fecha de un pueblo que encontró su camino.
Escuchen lo que digo
con una brasa de odio
en el pájaro dulce que habitaba mi seno,
aunque la barba de Walt Whitman hable
de familias de hierba y moral manzanera.
La patria se fue, como siempre se ha ido,
con su camisa blanca
y la corbata azul de adolescencia,
con el civismo juvenil de su paso
y el fértil batallón de sus arterias
a enarbolar el vuelo allí donde cortaron
las alas tricolor de sus emblemas.
Escuchen lo que digo
con la capilla ardiente del rencor más viejo:
Mi patria, cántaro de amor en todo idioma,
que ofrece su agua buena al peregrino
ha arrastrado sesenta calendarios
sin derecho a la fruta, al árbol de su huerto,
saqueada en la bondad de su cintura.
Escuchen lo que digo:
En cada sitio de mi cuerpo hay un dolor de siemprevivas
para contar al mundo la parábola del buen vecino
que aplastó la luz recién nacida.
Muchachita de paz,
exigiste la fruta, el huerto, el asta de tu nombre
y el muro... el muro blanco... el muro rubio
-su carta fraternal... Punta del Este- deshilvanó tu esencia, derramó su cauce,
a la húmeda intemperie de gases lacrimógenos
gemías, Panamá, como un maizal en llamas.
¿Quién me pide cortinas
para azular la piel quemada de estas sienes
que jamás pensaron en tirar un jazmín a las alondras?
¿Quién reclama la sílaba final de un corderito
para ensayar un apretón de manos
aquí, donde quedó sin gasa el hospital
para cubrir la fuga de amapolas?
Quién, quién se atreve a rezar:
Tío Sam, Santa Claus, Cuerpo de Paz
-Arca de las Alianzas, Consuelo del Afliigido-
el corazón agujereado
cicatriza con verdes papelillos.
¿Quién me pide que sufra, que suframos de amnesia,
que le demos a Fleming tres medallas
y con Bogart bailemos tamborito
por la amistad del tiburón
y el anzuelo en las sardinas?
¡No! El sol no despierta para ustedes,
usureros del aire.
Ese disfraz de oveja, hermano lobo,
ya no engaña el candor de las violetas.
Ahora ¿cómo bautizarás esta maniobra?
¿Juegos de patos?
¿Operación amiga en Canal Zone?
¿Pildoritas Johnson para el subdesarrollo?
Estos brazos que buscan una forma de niña,
un latido de novio, una frente en los libros,
película no son para soldados morfinómanos.
La viudez de estos cuartos no se vende en coca cola.
El salitre escapado de la herida en desvelo
no es negocio de chicles o zapatos.
Este nueve de enero no es cera de museos,
no es moneda de cambio
ni tiene la firma de Bunau Varilla.
Yo tengo que gritar,
-Oh, prendida garganta de mis muertos- yo tengo que gritar
con su polen de incendio
en los cuatro puntos de la rosa del aire
donde soltó la UPI sus vampiros.
¿Qué palabra,
qué palabra por más sucia que sea
no resulta flor para escupir el rostro
de búfalo en conserva?
Qué adjetivo no es ángel para pintarte buitre,
si por cada paloma que la mano te ofrece
asesinas la mano, la sal y la paloma!
No hay lago, frontera, axila que no lleve
el tatuaje de tus colmillos roedores de luceros.
Malditos de ayer! Asesinos de hoy!
Herodes de siempre!
Los huesitos de Chapultepec...
los huesitos de Atitlán...
Los huesitos de Hiroshima...
La carne, los huesitos de mi patria
molidos con repiques de metralla.
Mi cielo violado, como una niña ciega,
en la torturada inocencia de su pubis,
las venas sacadas de su casa joven,
los hijos deshojados, lirios secos,
la última estrofa del Canto a la Bandera
en el frío ruiseñor de la mirada
y el llanto, el llanto maternal
-Oh vaso ardiente-
sangriento memorial de labio en labio.
Yo tengo que gritar:
Mis muertos son vivas sembraduras,
ataúdes que nutren la esperanza
con el ritmo ascendente de la lucha.
En las cuencas de Rosa revientan las espigas,
en la espalda de Ascanio se arman las legiones
los fémures de Alberto, Teófilo y Rogelio,
son astas invencibles otra vez en el muro.
Los ojos de Ricardo, los labios de Rodolfo,
las células de Víctor, los dedos de Carlos,
las piernas mordidas, sus núcleos morados,
sustancias nacionales, patrimonio se han vuelto.
La sangre de los hombres es historia viviente
savia que da la muerte se incorpora
soberana presencia de la patria.
El gorrión machacado en la lengua de un héroe
fertiliza el reposo de su hielo
y hace nido en la marcha su clarín de conciencia.
Escuchen lo que digo, hoy nueve de enero,
a ustedes tragalunas del mundo,
a ustedes que asesinan los dedos sembradores de olivo:
Del hijo acribillado retoñan muchos hijos,
del obrero en el polvo mil obreros regresan,
del semen inmolado toda cuna germina.
Las tumbas pregonan! Se desclavan las cruses!
De la cal del pueblo, el pueblo resucita!
Y tú, pequeña patria, gigante de esta fecha,
esculpida en la roca de tus muertos
para nacer definitivamente,
abrirás tus alas agredidas
en el dolido cofre de tus peces.
Hasta el último niño en presagio de mieles
ofrendará su pálpito de auroras
por la libre heredad de sus estrellas
Hoy! Mañana! Siempre!

Para El Año 2000 Debemos Ser Tercos , por
Diana Morán

Nosotros
los rompebarcos de la marinada
tirapiedras fecundos
antes de que un pedazo de sandía
perturbara
los plácidos kilómetros de los ojos
azules.
Nosotros
la botella de lágrimas rabiosas
contra toda fecha
de la letra perpetua renovada.
Nosotros
los legendarios quiebravidrios
negafirmas contagiosos gritabarcos
con nuestra siembra de banderas
en el despertar de todas las mañanas.
Nosotros

los prohibidos
los malditos apagados prendidos
desde no sé que consigna
del Prestán amotinado.

Nosotros
malditos
malditísimos despojados de la
Patria.
Nosotros
cuando el gallo de Pascua
despunte el sol del mediodía
dos mil veces ascarios aragones
prestanes palominos
construiremos la casa de los sueños
con la moneda propia de su mapa.
No es la moda de llamarnos tercos
sino el instinto de conservar
el nosotros de la sangre y del esperma.
No es el querer ser tercos de remate
con un golpe gastado dominio
semántico.
En este desafío de relojes
entre el supermán que se roba las
galaxias
y el despegue endeudado de las
pulgas.
Tenemos que ser tercos:
tercos de dulzura
tercos en la cárcel
en la muerte tercos
tercos y más tercos en la firma
tercos
terquísimos
para pasar por el ojo del camello
y recobrar la cintura de las aguas.

Convicción de Golondrinas , por
Diana Morán

Con total convicción de golondrinas
sin pretender sembrar un árbol
ni cosechar un hijo
con la maleta lista para un mañana
próximo
buscamos
una mesa
dos sillas
y algunas tazas
hicimos un librero portátil
de ladrillos y tablas:
allí enredamos a Marx
la Biblia
Mao Tse Tung
los veinte poemas de amor y una
canción desesperada.
Entre un ojo abierto
y el otro cerrado
los ríos de cuándos y más cuándos
se secaron.
Sandino
El Che
Angela Davis
poblaron la orfandad de las paredes
de boinas
y panteras militantes;
sin amnistía
los otoños inundaron los vasos
de septiembres
octubres
y diciembres oxidados
mientras la primavera
bondadosa madrina
insiste en ofrecernos
un poquito de casa.
En la mesa
con paciencia
servimos la convicción de golondrinas,
las cucarachas sonríen con los
pensamientos,
la maleta está lista
para un mañana próximo o lejano,
el corazón nos espera
a nivel de las sales.

Del Libro Reflexiones Junto a Tu Piel, 1972-1979,
Poemas Del Exilio

Mujer... Eva de Sed Esperanzada , por
Diana Morán

Mujer... Eva de sed esperanzada
irrumpo en tus corrientes materiales
para beber las aguas sindicales,
cabecillas de carne desgarrada.

Y así... Sencillamente enamorada
ser la novia de mieles corporales
-esposa de azahares verticales-
en éxtasis de tierra liberada.

Quiero beber el alba colectiva
-quebrada de ternura combativa-
de la totuma fresca de tus manos.

Nutrir el istmo nuevo de mis hijos
con la revolución de besos fijos,
síntesis de las bocas y los granos.

Del Libro Eva Definida, 1957
Diana Elsa Morán Garay (1929-1987). Poetisa, ensayista, educadora y activista de los movimientos patrióticos y socialistas panameños.

Nació el 17 de noviembre de 1929 en el poblado de Cabuya, Chame, provincia de Panamá, pero vivió en su niñez y juventud en los barrios populares de la ciudad de Panamá. En el año de 1954 se recibió como profesora de segunda enseñanza con especialización en español en la Universidad de Panamá. Fue nombrada entonces como profesora de segunda enseñanza en el Colegio Salomón Ponce Aguilera, en Antón, provincia de Coclé. A partir de entonces militó en la Asociación de Profesores de la República de Panamá, a cuya formación dedicó catorce años de trabajo organizativo. Desde ese bastión inició una contienda a favor de los menos favorecidos, y contra el gobierno militar de los años 1968-1989.

La fuerza expresiva y la beligerancia política de Diana Morán crecieron al calor de las necesidades de los barrios que la vieron crecer: Santa Ana, el Chorrillo, San Felipe, el Marañón y Calidonia. Este fue el escenario que la impulsó a luchar por un sistema social igualitario.

Solidaria por convicción, Diana Morán no solo apoyó causas nacionales, sino que también abogó y participó activamente en movimientos por la defensa de los derechos humanos y políticos  en la región centroamericana y el Caribe. Su carácter revolucionario la vinculó a organizaciones socialistas. En la plaza de Santa Ana en Panamá en 1961, resultó herida. Fue en un mitin de rechazo a la invasión a Playa Girón en Cuba, que fuera controlado por la policía panameña.  En ese período publicó sus artículos políticos en la revista Tribuna Pública.  En 1965, obtuvo el Premio Ricardo Miró de poesía con el libro Gaviotas de cruz abierta.

Diana Morán era en 1969 la Secretaria de Cultura y Asuntos Educativos de la Asociación de Profesores de Panamá, y  dictaba clases en el colegio secundario Instituto Fermín Naudeau. El golpe de estado, organizado por los militares Boris Martínez y Omar Torrijos Herrera, derrocó al presidente Arnulfo Arias  Madrid el 11 de octubre. Arias había tomado posesión solamente once días antes. La Asociación de Profesores dispuso una serie de protestas por el rescate del orden constitucional, que trajo como consecuencia que Diana Morán y varios de sus compañeros de lucha fueran apresados.  En esas circunstancias, los estudiantes del Instituto Fermín Naudeau  declararon una huelga en oposición a la violencia en contra de su profesora. A la vez, la Dirección del Liceo de Señoritas, donde Diana Morán también había trabajado, se manifestó en contra de las medidas amedrentadoras del militarismo. No obstante, el destino de los que protestaron fue el exilio, primero en Venezuela y posteriormente en México, donde vivió Diana Morán su expatriación. Allí realizó estudios de doctorado en Lingüística y Literaturas Hispánicas en El Colegio de México y se recibió en 1979 con la tesis "Cien años de soledad: novela de la desmitificación". Ejerció como profesora titular de tiempo completo en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) de la ciudad de México, Unidad Itztapala, y desempeñó los cargos de investigadora y profesora en el Centro de Estudios de Lingüística y Literatura.

Sus actividades literarias se dieron en el campo de la crítica literaria, de la poesía y un libro muy apreciado para introducir a los jóvenes a la literatura,  titulado Iniciación Literaria, para III año. En México escribió sobre la narrativa de José Emilio Pacheco y Gabriel García Márquez y sobre la literatura femenina mexicana contemporánea.  Hay rasgos de su alma rebelde, de una gran fortaleza  desde sus primeros libros Eva definida y Presentimiento de la carnal corola dilatada.  Estas características se acentúan en sus obras Soberana presencia de la patria y Gaviotas de cruz abierta, que se refieren a la intervención norteamericana en Panamá el 9 de Enero de 1964, cuando un grupo de estudiantes del Instituto Nacional acudieron al Colegio de Balboa, ubicado en la Zona del Canal, a izar la bandera panameña a la par de la norteamericana. En esta poesía de apasionada crítica, los niños y los jóvenes son los sujetos líricos que exaltan la moralidad y la autoestima de los panameños.  En sus poemas, en general, se fusionan la ironía, la nostalgia y el erotismo con lo habitual de los hechos sociales y lo coloquial. Sus poemas han sido publicados en Cuba, México, Guatemala, Estados Unidos, Chile y España.

Diana Morán creó, conjuntamente con profesoras mexicanas y centroamericanas, un taller de teoría y crítica literaria que se inició en el Colegio de México. A su muerte, por decisión de todas las participantes el taller recibió su nombre, y a partir del año 1993, el taller “Diana Morán” se convirtió en un grupo de trabajo independiente.

Estando en el exilio, en 1984 Diana Morán formó parte de la nómina  presidencial de  dos partidos de izquierda: el  Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y el no inscrito Partido Independiente de la Clase Obrera (PICO), los cuales crearon el  Frente Electoral del Pueblo Unido (FREPU) para impulsar como candidato presidencial al prestigioso médico pediatra José Renán Esquivel. No obstante, Diana Morán, disciplinada y observante de la organización política a la que pertenecía, remitió la propuesta para que se dialogara con los directivos de su partido, pues eran ellos los encargados de negociar alianzas y proponer candidatos. La alianza no se realizó, por lo que Diana Morán no participó en los comicios por la vicepresidencia de la República.

Diana Morán murió en el exilio, en México, el 10 de febrero de 1987. Su última voluntad de reposar eternamente en las aguas del Canal de Panamá fue cumplida en el año 2004, cuando sus cenizas fueron esparcidas en el Canal. Su biblioteca personal, también por voluntad suya, fue donada a la biblioteca al Colegio de México y, en su homenaje, una sección de dicha biblioteca  hoy lleva su nombre.

Entre otros reconocimientos dedicados a su memoria se encuentra el Taller de escritura creativa "Diana Morán" de la ciudad de Panamá. En el año  2012, el X Encuentro de Escritoras en Panamá dedicó todas sus actividades a recordar su obra. El documental Diana Morán, Flor de Terquedad fue seleccionado para competir en el Festival Internacional de Cine de Centroamérica y el Caribe ICARO 2012, llevado a cabo en Guatemala. El Festival Internacional de Poesía Ars Amandi de Panamá dedicó su edición de 2012 a su memoria. Hoy, una avenida que recorre las cercanías de la urbanización Los Llanos de Curundú, en la antigua Zona del Canal, lleva su nombre.

Otra gran mujer cuya vida hoy les traigo para recordar a estas "Grandes Panameñas".

Fuentes:
-Panamá Poesía
-Encaribe.org

*
Robert Allen Goodrich Valderrama (Panamá 1980): Poeta, escritor, ensayista, bloguero, gestor cultural, mensajero de paz creador del blog Mi mundo www.robert-mimundo.blogspot.com ha participado en más de 40 antologías y contando sus libros están publicados en LULU, Amazon y otros medios. Presidente Nacional U.M.E.C.E.P. Panamá creador del Grupo Amor por las Letras en Facebook.