lunes, 21 de noviembre de 2016

TOBÍAS DÍAZ BLAITRY GRAN POETA Y PROFESOR PANAMEÑO

Un Pájaro de Papel, por
Tobías Díaz Blaitry

Un pájaro hecho de papel
una pelota hecha de trapo.
Un golpe en la barbilla
El galope del mar sobre mi pecho.
La arena entre chocolate y negra
sobre mi pecho.

Cabeceo la pelota y caigo
Me sangra la rodilla.
¿De dónde saco estos recuerdos,
estas miserables ausencias?
Despierta, cabeza hueca,
es el día, no la noche.

Si solamente despertaras de estos sueños,
o los dejaras abandonados entre los tamarindos o en la playa,
como el cangrejo deja su caparazón, para siempre.
Con estas memorias deben construirse nuevos mundos,
hay que romper los viejos espejos
El pájaro de papel.


La Amada Perdida, por
Tobías Díaz Blaitry

¡Oh, cuánto quiero ahora tu pálida sonrisa,
tu delgadez de cierva que odiaba inútilmente,
tus gestos y canciones tan llenos de tristeza,
tus locas ansiedades girando hacia la muerte!

¡Oh, cuán lejana estás ahora que te quiero!...
Lejana como estrella que brilla levemente
en el oscuro fondo de las cosas perdidas,
perdidas para siempre...

Del libro: La Luna en la Mano. 1944.

Enigmas, por
Tobías Díaz Blaitry

Yo soy quien vive;
yo soy quien ama;
yo soy quien odia;
yo soy quien muere.

Y todo es cambio
y todo es permanencia.
Sale el verano,
entra el invierno.

Los árboles florecen.
Pero mi amor no florece.
Más tumbas se van abriendo,
nuestros amigos mueren.

Pero la tarde es bella.
Así, día a día
recorremos las salas
del mundo.

Desde esta ventana
vemos pasar las cosas:
sonidos y trébedes y harapos.
Y un loco tropel de mariposas.

En medio de todo, sin embargo,
a veces me detengo.
Y los enigmas pasan.

Del libro: Imágenes del Tiempo. 1968.

Programa, por
Tobías Díaz Blaitry

Cantar al amor y a la vida.
En esta tierra multiplicarse.
Sembrar en el alma un ritmo alegre.
Soñar canciones en los laberintos del sueño.

Vivir como si todo tuviese sentido.
Decapitar esfinges.
Vivir como si todo fuesen flores
y cristales de fuego.

Vivir intensamente
y escuchar el eco
de nuestros pasos nocturnos.
Ocultar el veneno.

Las ojeras esconder.
Lanzar los brazos fuertes contra el agua.
Empujar la vida más allá de si misma
hasta el límite mismo.

Llenar las cámaras de obras e instintos.
Dar la mano al caído,
Abandonado
de Dios en la intemperie
del invierno triste.

Jugar en la ribera
de la madurez sensible.
No desear más que la vida
y soñar a veces que somos eternos.

Del libro: Imágenes del Tiempo. 1968.

Tu Nombre, por
Tobías Díaz Blaitry

Tarde y tarde
repite mi boca tu nombre.
Como una cicatriz aquí lo llevo
en medio del corazón.
Y a veces, sí, te veo pasar,
astro fulgurante sobre la noche oscura.
Y de pronto todo resplandece
y brilla. . . por tu nombre. . .

Del libro: Imágenes del Tiempo. 1968.

Tobías Díaz Blaitry
(1919-2005)


Nació en la ciudad de Panamá el 23 de marzo de 1919. Adquirió títulos de Perito Mercantil en 1935, Maestro de Enseñanza Primaria en 1938, se graduó como Profesor de Enseñanza Secundaria con especialización en Filosofía e Historia en la Universidad de Panamá en 1948; Obtuvo el titulo de Master of Arts en el Departamento de Filosofía de la Universidad de Chicago en 1950 y en 1963 obtuvo el Doctorado, en Filosofía y Letras, en la Universidad Central de Madrid. Murió el 2 de octubre del 2005.

Fue Secretario General de la Universidad de Panamá. Combinó su gusto por la poesía con la docencia. Fue profesor de diferentes cátedras (filosofía y lógica) en la Universidad de Panamá, en la extensión de Nova University en Panamá y en Florida State University, extensión de Panamá. Su primer trabajo de maestro fue en la primaria de Pocrí de Aguadulce (Coclé) de 1938 a 1940. De 1950 a 1958 fue profesor regular de estudios sociales y filosofía en el Instituto Nacional. Dirigió por varios años la Sección Artes, Letras y Ciencias del diario El Panamá América. Además de los versos también se dedico al cultivo de las orquídeas y los bonsái, así como a la cría de caballos.

Fue también Presidente de la Unión de Estudiantes Universitarios (1946-1947), Representante estudiantil ante la Junta Administrativa (1946-1947), Secretario General de la Asociación de Profesores de la República (1957-1958) y Agregado Cultural de la Embajada de Panamá en España. Académico de número de la Academia Panameña de la Lengua y su Secretario Perpetuo además de Académico Correspondiente de la Real Academia Española.

Díaz Blaitry publicó su primera obra La luna en la mano en 1944, con la que obtuvo el primer lugar del certamen Ricardo Miró en la categoría poesía en 1943; premio que logro conquistar en otras tres ocasiones; en 1947 con Poemas del camino, en 1980 con Pájaros de papel y en 1997 con Sueños ante un espejo. En 1998 obtuvo el Premio Universidad de Literatura y Arte que concede la Universidad de Panamá y el 5 de diciembre del 2001, el Instituto Nacional de Cultura (INAC) le otorgó el Premio Nacional de Poesía Ricardo J. Bermúdez, en reconocimiento a la larga trayectoria de Díaz Blaitry en el campo de los versos nacionales.

Fuente: Panamá Poesía

RICARDO J. BERMÚDEZ GRAN POETA Y FIGURA LITERARIA DE PANAMÁ

Poema del Olvido Imposible, por
Ricardo J. Bermúdez

A cada beso de tu viva rosa
comienzan nuevas eras de canción.

Feliz espigadora de poesía,
camino de aire, júbilo de pan,
las aguas de tus ojos soñadores
están llenas de música y de sol

Sonido dulce de lejanas voces
en el sueño que copia tu mirar.

En tu pena mi pena fue tu apoyo,
en mi dicha tu dicha fue la luz,
en todos mis silencios perduraste
estrella de mis noches sin fulgor.

Sucumbe entre las manos extraviadas
tu imagen presurosa de jazmín.

Presencia de tu sangre en mi cerebro,
blancura de tus dientes en mi cal,
uncido para siempre a la memoria
bajaré a las raíces del dolor.

Más allá de la noche y de la angustia
se agitan tus aromas de mujer.

Del Libro: Poemas de Ausencia (1937)

Poema del Dolor Infinito, por
Ricardo J. Bermúdez

Bajo el olvido de la noche muda
se desploma en mis sueños la inquietud

Todo el vacío que tu ausencia deja
abre de par en par la soledad,
la angustia desordena los caminos
y me asaltan las olas de tu adiós.

La nostalgia los astros picotea
tus señales de pan para volver.

La amarga inmensidad se multiplica
en círculos de brazos hacia tí;
el insomnio que ronda entre la niebla
se rinde fatigado de ladrar.

Tu sollozo el olvido desdibuja
entre las grietas del atardecer.

Quizá la lluvia tu memoria enciende
cuando cubre de flores mi dolor,
que la esponja del aire enjuga el tiempo
y como un demente el día echa a correr.

Tus manos, de la ausencia rescatadas,
me humanizan sobre la cruz del sur.

Del Libro Poemas de Ausencia (1937)

Tamborito Triste, por
Ricardo J. Bermúdez

Te vas, Florecita Blanca,
madurada de adioscitos,
con tus cabellos de azúcar
y los ojos de aguacero.

Llórele de la tinaja
llorando rosas de arcilla.

Florecita boquiabierta,
descalza de ruiseñores,
por el aire te me escurres
sin que respire tu beso.

Ajé y ajá que te siguen
mis pies de estrellas sin nombre.

Porque quedo sin tu risa
voy a morirme de sombra,
y el eco del valle frío
se comerá tu recuerdo.

Adiós Florecita Blanca,
adioscito cabizbajo.

Del Libro: Adán Liberado (1944)

Unidos Como Un Número Insoluble, por
Ricardo J. Bermúdez

Unidos como un número insoluble,
la Humanidad y yo somos un sólo concepto indivisible,
un líquido sin forma vaciado sobre el Tiempo,
que no rasgan las uñas de la brisa ni enturbian los paisajes.

Con la invisible savia de los cantos,
vamos creciendo mutuamente esbeltos
por el camino de las altas estrellas silenciosas
en busca del hallazgo presentido.
Nada pueden hacer los meridianos con sus doradas hoces
dividiendo los pétalos del mundo,
ni los lóbregos brazos de los mares
hundiéndose en la tierra maternal y doliente.
Es tan mío el dolor que corre por todos los compases,
entre los agrios ríos de lágrimas descalzas,
que aunque mis ojos no hayan dicho una palabra de protesta
mi corazón se empaña perennemente de neblina.
Del Libro: Adán Liberado (1944)

Canto heroico - 1,
por Ricardo J. Bermúdez

El azul de la sangre emponzoñada:
el verde azul de las injurias
que espesa el verde frío
sanguinolento de los dólares,
era el color de aquellas horas
cuando el escarnio
colmó al fin la abulia de la oveja.
Entonces, de los ojos profundos de la muerte
un huracán de niños enfiló su vorágine
contra las opulentas estulticias,
reapareció la luz y se rajaron los muros del desprecio.

Al pueblo de Panamá en los primeros
días de enero de mil novecientos sesenta y cuatro.
Del libro: Poesía Selecta

Ricardo J. Bermúdez
(1914-2000)

 Ricardo J. Bermúdez Nació en la ciudad de Panamá, el 22 de agosto de 1914. Hizo sus estudios secundarios en la ciudad de Panamá, en el Colegio La Salle. Obtuvo el grado de arquitecto en la Universidad de Sauthern, California.

Fue uno de los más importantes poetas de la vanguardia panameña, una de las figuras literarias de mayor prestigio nacional. Sus extraordinarias aportaciones al oficio poético, mezcla de sensibilidad, imaginación, vivencias comunicables y rigor literario, hacen del conjunto de su obra un testimonio artístico digno de trascender las fronteras nacionales y de ser apreciado en el contexto de la literatura latinoamericana.

Tanto en el campo educativo como en la actividad profesional logró acrisolada reputación. Fue miembro de la Academia Panameña de la Lengua, profesor de la Universidad de Panamá, funcionario del Ministerio de Obras Públicas, Ministro de Educación en 1951, Decano de la Facultad de Arquitectura; fundador y miembro de la Junta Directiva de La Prensa, Diario Libre de Panamá (1980), miembro de la Junta Directiva de la Universidad Santa María La Antigua (1982-1987), presidente de la Junta Directiva de la Universidad del Istmo (1987) y Columnista del Diario La Prensa (1992-1994).

Obtuvo dos veces el segundo premio en la sección de poesía del Concurso Ricardo Miró, con sus obras Adán Liberado (según los críticos, "uno de los mejores libros escritos en el país") y Cuando la Isla era Doncella, hermosos poemas, formado por Catorce temas taboganos, en donde el sentimiento de la naturaleza tiene categoría principal. En 1961 obtiene el primer lugar con su obra Con la Llave en el Suelo.

FUENTE: PANAMÁ POESÍA