miércoles, 30 de noviembre de 2016

Y CAE LA LLUVIA (UN POEMA MÍO)

Y CAE LA LLUVIA

Ah, sangriento día de lluvia
qué haces en el alma de los desamparados,
sangriento día de voluntad apenas entrevista
del Poema: Sangriento día de lluvia, Roberto Bolaño.

Y cae la lluvia
en los campos, en las calles
gotas llenas de dolor
gotas llenas de odio
de ese odio carcomido por el tiempo
que siente la madre en contra de sus hijos
por tanto daño causado en todos estos años
lluvia sangrienta
llena de rabia
llena de odio
de viejos rencores
como castigo
por tanto daño
por tanto dolor
por tanto sufrimiento
un sangriento día de lluvia
que azota a la tierra
a los mares
a los ríos
a los campos
a las flores
a todos.

Autor: Robert Allen Goodrich Valderrama
Panamá
Derechos Reservados
Noviembre 2016.

MORAVIA OCHOA LÓPEZ ESCRITORA Y POETISA PANAMEÑA

Estos Ojos,
por Moravia Ochoa López

Yo te dejo estos ojos que me
duelen
En el altar de todo donde estás
Lo dejo sin hoja de recibo
Sin factura, sin ningún
formulario,
Ni siquiera  mi nombre por ningún
lado.
Los pongo a tu cuidado, los
traigo al mejor médico,
Al mejor oftalmólogo (¿ podría
Ser?)
Y si me equivoco (no!)
Qué es entonces, dime, la verdad
o Quién?

Del libro: Nunca Menos que el singular milagro.
(La Gracia del Arcángel)

Llevar por la corriente,
por Moravia Ochoa López

A veces yo me dejo llevar por la corriente
A veces tú me exiges y eres la creciente,
A veces tú me obligas y eres el huracán
Que todo se lo lleva sin permiso
Me tomas de la mano y ya me llevas
Eres agua que inunda las lomas las montañas
la pasión y el ensueño
Y soy títere tuya, muñeca hecha de trapo
Con un corazón rojo de flores germinantes.
A veces no te dejo entrar como quisieras
A veces entras todo sin que te dé permiso
Pero igual, a tu modo, te insertas como aguja
Y das pinchazos duros que duelen duramente
en un sitio secreto más allá de la carne.
A veces yo me dejo llevar por la corriente
Y entro en contradicciones, contriciones.
A veces yo me dejo llevar por la corriente
A veces tú me obligas y eres el huracán
que se lo apropia todo sin permiso.

Publicado en:
Revista Lotería, Nº 425  – Julio-Agosto de 1999.

La vicaria,
por Moravia Ochoa López

Traía entre las manos el milagro
una alegría blanca para darme
y te tomé, vicaria
con una bienvenida casi religiosa,
te busqué un lindo hogar
aquí entre los helechos de la casa
yo no podía creer
que esa pequeña flor que eres
sencilla
blanca
de pétalos escasos
como una corta cabellera
era la chavelita que crecía en mi casa, y
que mamá cuidaba
del asalto nocturno de los perros
y regaba con agua
ya hoy sé: eres
la remendadora de ojos
la vicaria de sagrados milagros.

Publicado en:
Revista Lotería, Nº 425  – Julio-Agosto de 1999.

Tarot,
por Moravia Ochoa López

Yo soy una mujer para tu estar
Para tu amar, para tu despertar
Para tu tocar, para tu mimar
Para mirar el sol y el mar en ti,
Para tu beber, para tu descansar,
Para tu hablar, y para tus silencios.
Yo soy una mujer, la que te leerá
el tarot de sus poemas
La carta mágica de un cuento
Donde eres la razón principal
No importa qué nombre lleves
                              Para mí prohibido,
Hombre, te quiero en mí, conmigo,
Durmiente, lánguido,
amante, avaricioso y clandestino
                              Dejándote tocar
                              Dejándote morder, desear, besar
                              Trazar las líneas de tu rostro
                              El rastro de tu risa
                              El trazo de tu boca en esta boca.
Yo soy una mujer con la que no podrás pecar de
Deslealtad, de olvido
De indiferencia o de ti no me acuerdo
o adiós.
Yo soy una mujer que nunca quiere irse o dejar que te vayas
Yo la mujer que dice hasta mañana.
Yo la mujer para tu amar y para tu llamar.
                              Llévame al campo un día, tú y yo lejos
Juega a ser mío sin ninguna más.
Juega sin juego, juega limpio,
Que soy yo esa mujer para tu amar.
Si lo haces como debes,
Entonces no penumbras y nunca oscuridad
Piernas al sol se te abrirá el amor
Un rosal se abrirá al bordearlo tu boca
Yo soy esa mujer que no habrá de fallar
Si un día, si un minuto, si tres días
Si un mes, un año o para no acabar.
Gracias hombre que ya eres de mis suaves dominios,
Hombre de cielo claro en los ojos mirándome
Yo soy esa mujer en quien tú estás.

Publicado en:
Revista Lotería, Nº 425  – Julio-Agosto de 1999.

Dulce Adán,
por Moravia Ochoa López

Dulce adán de la tierra, dame cuna,
luz sobre el rostro y braza en el latido,
arréame a tu cuerpo prometido,
atízame o una estrella o dame luna.

Puedo ser lo que quieras: aceituna,
cerezo, naranjal, lirio florido,
camino por ti sólo recorrido,
aurora que tu boca desayuna.

Eres, adán, mi vértebra y mi tierra,
aromada palabra que me encierra,
abeja instituida entre la boca.

Eres el ansia en soledad poblada
por la múltiple voz de la alborada
que entre la carne al florecer me toca.

Publicador en: La Estrella de Panamá, 14 de enero de 1968.

Moravia Ochoa López
(1939)


Nació en la ciudad de Panamá en 1939. Realizó sus estudios primarios en la Escuela República de México. Luego, cursó estudios en el Liceo de Señoritas, graduándose más tarde en el Instituto Nacional. Educadora, Licenciada en Filosofía y Letras. Desde muy pequeña manifestó su vocación por la poesía. Pertenece al grupo Gaspar Octavio Hernández desde su fundación.

En 1958 ganó el primer premio del Concurso Literario Ricardo Miró, sección poesía, con su obra Las Raíces Primordiales; en 1960 gana el primer premio del mismo concurso, sección cuento, con su obra Yesca. Y en 1964, recibe mención honorífica del Concurso Literario Ricardo Miró, sección cuento, por su obra El espejo.

Fue Agregada Cultural en Cuba. Por muchos años ha estado vinculada a la Dirección Nacional de Cultura tocándole, entre otras funciones, dirigir “Itinerario”, revista oficial de la institución.

En 2012, ganó el primer premio en la Sección Poesía, en el XXXII Certamen Nacional de Arte del Trabajo 2012, del Concurso Nacional Premios IPEL, auspiciado por el Instituto Panameño de Estudios Laborales, IPEL, del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral.

Moravia Ochoa, aparece en diversas antologías poéticas. Cuentos y poemas suyos han sido traducido al inglés, polaco y otras lenguas.

FUENTE: PANAMÁ POESÍA

ZORAIDA DÍAZ POETA Y ESCRITORA PANAMEÑA

OFRENDA A LA MEMORIA DE LOS HEROICOS BOMBEROS QUE CAYERON CON GLORIA EL 5 DE MAYO DE 1914,
por Zoraida Díaz

introducción
Yo quisiera tener para esta noche
palabras de dorada inspiración
frases que tradujeran lo que siento,
mi pena, mi dolor.
Pero ya que no tengo la elocuencia
que a otros mortales concediera Dios
me consuelo pensando que en mi pecho
late un buen corazón.

Mi corazón, es pues, el que a mi boca
se asomará transido de pesar
recordando una historia de heroísmo
que nuestra mente nunca olvidará.

No miréis si la forma no es hermosa
porque hermosa no puede ser jamás
y pensad solamente que es muy santa
la intención que me guía para hablar.

Y en fin... cuando al correr de mi discurso
llegue hasta fatigarse vuestra fe
acordaos de aquéllos que murieron
y no olvidéis que os habla una mujer.

No veis? qué hermoso paisaje
no columbra la pupila
en esta noche tranquila
ni una nube, ni un celaje.

La luna, clara y radiante
el campo quieto y dormido
y apenas se escucha el ruido
de la blanda brisa errante
que con su dulce rumor
en la media noche en calma
habla, al anhelo del alma
de dicha, de paz, de amor.

De pronto, vaga, lejana,
en la mudez de la noche,
rompe del silencio el broche
el clamor de una campana
y esa nota voladora
amarga como un lamento
pasa....diciendo en el viento
que hay alguien que sufre y llora.

Acaso será un anciano?
una mujer, que en su horror
mira buscando en redor
alguien que le dé la mano!
Tal vez será un tierno niño
que solo y abandonado
se encontró desamparado
sin padres y sin cariño!

Y al oír aquella voz
los valerosos bomberos
se precipitan ligeros
cual si los llamase Dios!

Ellos no saben de dónde
sale la voz que reclama
y que hace bullir la llama
que entre sus almas se esconde.

Y sin besar a la esposa,
a la madre, al tierno hijo,
van... el pensamiento fijo
tras la campana angustiosa.

Pero ay ! que la noche aquella
que convidaba al amor
esa noche, clara y bella
era noche de dolor!

Y la esquila sollozaba
con sollozo vago incierto
que en el viento se apagaba
y esa vez, su voz estaba
sin saber, llamando a muerto.

Quién sabe si hubo un momento,
en que cruzó por las mentes
de ese grupo de valientes
un negro presentimiento.
Mas, qué importaba a su intento
que el peligro los cercara,
si ellos miraron cien veces
a la muerte, cara, a cara?

Olvidados de sí mismos
con el peligro lucharon
e impasibles se asomaron
a las bocas del abismo....
Que ellos eran de esos hombres
que viendo hacia el porvenir,
sin glorias y sin renombres
nacen, para no morir.

De esos hombres que en su ser
dominan su propia suerte
y que llegan a aprender
que es más fuerte que la muerte
la consigna del Deber.

Hombres que hacen de sí
lo que su alma heroica quiere
y que saben que no muere
el hombre que muere así.

Se vio de pronto encendida
una llama extraordinaria!
llama que era necesaria
para extinguir tanta vida!
Y volaron en girones
por los campos esparcidos,
nobles pechos, que eran nidos
de abnegados corazones!
Y quizás los que cayeron
a los vívidos reflejos
de esa inmensa llamarada,
vieron, con cara asombrada
que allá distante... muy lejos!
se abrieron de par en par
las puertas de oro del cielo
para dejarlos pasar.

Pero a qué recordar cosas amargas
y el sueño de los justos perturbar
si en cada corazón que noble late
a su memoria se elevó un altar?

Recordemos su vida como ejemplo
de "Disciplina, Honor y Abnegación"
y pensemos, que un hombre nada vale
si no lleva en el pecho un corazón.

Hagamos de sus tumbas un santuario
adonde un pueblo acuda siempre fiel,
y en donde crezca, en profusión alegre
el orgulloso gajo del laurel.

Y no lloremos por la triste suerte
que el Destino fatal les deparó
porque el que muere cual murieron ellos
muere a la vida…, que a la Gloria no!

Del libro: Nieblas del Alma.

DEUS DEDIT. DEUS ABSTUTIS,
por Zoraida Díaz

Señor! él era justo y abnegado;
con su amor y mi amor, llenó su vida
y dio paz a cada alma dolorida
y fe y consuelo a cada descarriado.

Por defender tu nombre, fue soldado
y, en lucha desigual, enardecida,
cayó, por siempre, con la frente herida,
en un gesto de clásico cruzado.

Desde entonces, Señor! por las oscuras
pendientes, donde sola me dejaste,
consuelo mis amargas desventuras,

pensando: si era justo y Tú lo amaste,
habrá gloria mejor en tus alturas,
cuando de entre mis brazos, lo arrancaste!

Publicado en: Revista Lotería, Nº 122 –Enero de 1966.

Tres de noviembre de 1903,
por Zoraida Díaz

Tarde de luz tropical!
El pueblo en masa corría
porque en los pechos ardía
de amor patrio llama ideal!

Y en esa aparente calma
del mundo, cuando anochece,
más y más el pueblo crece,
con ansiedad dentro el alma.

Y a los últimos fulgores
del astro sol refulgente
redoblaron los tambores…

Y el grito de Libertad!...
se esparció en la inmensidad
como un perfume de flores!

Del libro: Nieblas del Alma.

Ave errante,
por Zoraida Díaz

Por la inmensa lejanía
de un horizonte sereno,
emprende un ave su vuelo
presa de cruel agonía.

Lanza un quejido doliente
que se pierde en lontananza…
cuando entre calma y bonanza
el sol oculta su frente.

Eres simbólica y bella
sedosa y blanca es tu pluma,
pareces copo de espuma
o jirón de blanca estrella.

Vuelas ansiosa en el día;
¿No encuentras al ser que adoras?
¿Por qué ese afán? ¿Porque lloras
con tanta melancolía?

Cuando la tarde agoniza
tornas al nido vacío.
¿Qué busca tu desvarío?
¿Qué pensar te martiriza?

¡Oh simbólica ave errante
de blanca y sedosa pluma
hecha de copos de espuma
detén tu vuelo un instante!

Quisiera tener dos alas
y acompañarte en tu vuelo
para llegar hasta el cielo
y perderme entre sus alas!

Del libro: Nieblas del Alma.

Zoraida Díaz
(1881-1948)


Nació en Las Tablas, provincia de Los Santos, el 20 de Marzo de 1881. Hija de Don Francisco Díaz Medina y de Doña Carolina Chamize de Díaz. Realizó sus estudios primarios en el centro escolar de su ciudad natal. Pasó, luego, a la Escuela Normal de Institutoras de la capital.

Inició su carrera de maestra en Las Tablas y desde el primer momento demostró gran sensibilidad social al crear un curso nocturno para analfabetos. Esa iniciativa, a solicitud de poderosos caciques y gamonales que veían en su labor docente amenazas a su autoridad, le costó el cargo.

El período inmediato a su boda con Don Eleazar Escobar Restrepo, maestro colombiano y entonces alcalde de la ciudad de Las Tablas quien murió en la agitada revolución de 1899, estuvo lleno de desgracias. A su temprana viudez le siguió la muerte de su segunda hija de dos años de edad. En esas horas de dolor y dificultades empezó a escribir poemas.

Volvió al magisterio y se la nombra directora de la Escuela de Chitré. Allí escribió la mayor parte de los versos que publicó. Regentó la Escuela de Las Tablas por varios años. Luego se le trasladó como maestra a la Escuela de Varones de la capital, la más popular y numerosa de la época.

En 1915 contrajo matrimonio con el comerciante español Don Pedro Ross y, días después, publicó en La Estrella de Panamá el poema Primavera, bella poesía escrita bajo el influjo de su nuevo amor.

Primavera
Bajo el encanto de este dulce amor;
hasta este sitio plácido y risueño,
el mar, como un antiguo trovador,
viene a arrullar con su canción mi sueño.

Y en medio de mi dicha me parece,
ver a la luz de un resplandor incierto,
que mi antiguo dolor se desvanece,
y a una vida de dichas me despierto.

Y cuando el mar me llama en esa hora,
en que la luz asoma en lontananza,
se me figura el arco de la aurora,
un plácido camino de esperanza!

Su dicha, sin embargo, no duró mucho. No había pasado un mes de su llegada a La Palma, provincia de Los Santos, cuando su esposo cae enfermo por una afección cerebral y muere camino a España, donde había sido enviado en busca de cura a su enfermedad. Este acontecimiento llenó de dolor su alma y la sumió en una profunda tristeza por algunos años, durante los cuales, su lira permaneció muda.

Trató de rehacer su vida y consiguió empleo en el Archivo Nacional, lugar donde trabajó hasta su jubilación. En 1918 celebró su tercer matrimonio con el ruso Mendel S. Schtronn, con quien estuvo casada hasta su muerte.

Reconocida como la primera mujer panameña que publicara un libro de versos: De los Talleres Gráficos de El Tiempo, sale en el año 1922, Nieblas del Alma, breve folleto donde la poetisa reúne casi toda su obra literaria; romántico, sentimental, lleno de melancolía, en el que se encuentra el Sonetillo titulado: 'Deseos'.

Deseos

En dónde estás, alma mía,
que no te puedo encontrar,
ni en el cielo, ni en el mar,
ni en mi constante agonía?

Quiero ser rosa... botón,
ser celaje, rosicler,
ser todo... menos mujer,
con memoria y corazón.

Ser ola muerta en la playa,
ser rosa que se desmaya
después de vivir un día.

Ser toda yo, pensamiento,
y disolverme en el viento
en busca tuya… alma mía.

Zoraida perteneció desde su fundación al Centro Feminista Renovación. En 1923 participó como delegada, destacándose como conferencista en el Primer Congreso Feminista. Ese mismo año se le eligió vicepresidenta de la primera directiva nacional del Partido Nacional Feminista, organización de la que fue miembro durante las dos largas décadas de su existencia. Participó también como delegada de la Asociación de Maestros de la República en el Congreso Interamericano de Mujeres de 1926.

Después de prolongado silencio, en 1937 público: Cuadros, colección de poemas cortos de carácter intimista, que implica loable esfuerzo de superación. Enseguida la poetisa retornó a su mutismo. Dedicó sus últimos poemas a su ciudad natal.

En 1946 sufrió un derrame cerebral que la dejó casi paralítica. Le repitió en 1947 dejándola casi ciega. Murió el 14 de junio de 1948, en la ciudad de Panamá.

FUENTE: PANAMÁ POESÍA