miércoles, 30 de noviembre de 2016

MORAVIA OCHOA LÓPEZ ESCRITORA Y POETISA PANAMEÑA

Estos Ojos,
por Moravia Ochoa López

Yo te dejo estos ojos que me
duelen
En el altar de todo donde estás
Lo dejo sin hoja de recibo
Sin factura, sin ningún
formulario,
Ni siquiera  mi nombre por ningún
lado.
Los pongo a tu cuidado, los
traigo al mejor médico,
Al mejor oftalmólogo (¿ podría
Ser?)
Y si me equivoco (no!)
Qué es entonces, dime, la verdad
o Quién?

Del libro: Nunca Menos que el singular milagro.
(La Gracia del Arcángel)

Llevar por la corriente,
por Moravia Ochoa López

A veces yo me dejo llevar por la corriente
A veces tú me exiges y eres la creciente,
A veces tú me obligas y eres el huracán
Que todo se lo lleva sin permiso
Me tomas de la mano y ya me llevas
Eres agua que inunda las lomas las montañas
la pasión y el ensueño
Y soy títere tuya, muñeca hecha de trapo
Con un corazón rojo de flores germinantes.
A veces no te dejo entrar como quisieras
A veces entras todo sin que te dé permiso
Pero igual, a tu modo, te insertas como aguja
Y das pinchazos duros que duelen duramente
en un sitio secreto más allá de la carne.
A veces yo me dejo llevar por la corriente
Y entro en contradicciones, contriciones.
A veces yo me dejo llevar por la corriente
A veces tú me obligas y eres el huracán
que se lo apropia todo sin permiso.

Publicado en:
Revista Lotería, Nº 425  – Julio-Agosto de 1999.

La vicaria,
por Moravia Ochoa López

Traía entre las manos el milagro
una alegría blanca para darme
y te tomé, vicaria
con una bienvenida casi religiosa,
te busqué un lindo hogar
aquí entre los helechos de la casa
yo no podía creer
que esa pequeña flor que eres
sencilla
blanca
de pétalos escasos
como una corta cabellera
era la chavelita que crecía en mi casa, y
que mamá cuidaba
del asalto nocturno de los perros
y regaba con agua
ya hoy sé: eres
la remendadora de ojos
la vicaria de sagrados milagros.

Publicado en:
Revista Lotería, Nº 425  – Julio-Agosto de 1999.

Tarot,
por Moravia Ochoa López

Yo soy una mujer para tu estar
Para tu amar, para tu despertar
Para tu tocar, para tu mimar
Para mirar el sol y el mar en ti,
Para tu beber, para tu descansar,
Para tu hablar, y para tus silencios.
Yo soy una mujer, la que te leerá
el tarot de sus poemas
La carta mágica de un cuento
Donde eres la razón principal
No importa qué nombre lleves
                              Para mí prohibido,
Hombre, te quiero en mí, conmigo,
Durmiente, lánguido,
amante, avaricioso y clandestino
                              Dejándote tocar
                              Dejándote morder, desear, besar
                              Trazar las líneas de tu rostro
                              El rastro de tu risa
                              El trazo de tu boca en esta boca.
Yo soy una mujer con la que no podrás pecar de
Deslealtad, de olvido
De indiferencia o de ti no me acuerdo
o adiós.
Yo soy una mujer que nunca quiere irse o dejar que te vayas
Yo la mujer que dice hasta mañana.
Yo la mujer para tu amar y para tu llamar.
                              Llévame al campo un día, tú y yo lejos
Juega a ser mío sin ninguna más.
Juega sin juego, juega limpio,
Que soy yo esa mujer para tu amar.
Si lo haces como debes,
Entonces no penumbras y nunca oscuridad
Piernas al sol se te abrirá el amor
Un rosal se abrirá al bordearlo tu boca
Yo soy esa mujer que no habrá de fallar
Si un día, si un minuto, si tres días
Si un mes, un año o para no acabar.
Gracias hombre que ya eres de mis suaves dominios,
Hombre de cielo claro en los ojos mirándome
Yo soy esa mujer en quien tú estás.

Publicado en:
Revista Lotería, Nº 425  – Julio-Agosto de 1999.

Dulce Adán,
por Moravia Ochoa López

Dulce adán de la tierra, dame cuna,
luz sobre el rostro y braza en el latido,
arréame a tu cuerpo prometido,
atízame o una estrella o dame luna.

Puedo ser lo que quieras: aceituna,
cerezo, naranjal, lirio florido,
camino por ti sólo recorrido,
aurora que tu boca desayuna.

Eres, adán, mi vértebra y mi tierra,
aromada palabra que me encierra,
abeja instituida entre la boca.

Eres el ansia en soledad poblada
por la múltiple voz de la alborada
que entre la carne al florecer me toca.

Publicador en: La Estrella de Panamá, 14 de enero de 1968.

Moravia Ochoa López
(1939)


Nació en la ciudad de Panamá en 1939. Realizó sus estudios primarios en la Escuela República de México. Luego, cursó estudios en el Liceo de Señoritas, graduándose más tarde en el Instituto Nacional. Educadora, Licenciada en Filosofía y Letras. Desde muy pequeña manifestó su vocación por la poesía. Pertenece al grupo Gaspar Octavio Hernández desde su fundación.

En 1958 ganó el primer premio del Concurso Literario Ricardo Miró, sección poesía, con su obra Las Raíces Primordiales; en 1960 gana el primer premio del mismo concurso, sección cuento, con su obra Yesca. Y en 1964, recibe mención honorífica del Concurso Literario Ricardo Miró, sección cuento, por su obra El espejo.

Fue Agregada Cultural en Cuba. Por muchos años ha estado vinculada a la Dirección Nacional de Cultura tocándole, entre otras funciones, dirigir “Itinerario”, revista oficial de la institución.

En 2012, ganó el primer premio en la Sección Poesía, en el XXXII Certamen Nacional de Arte del Trabajo 2012, del Concurso Nacional Premios IPEL, auspiciado por el Instituto Panameño de Estudios Laborales, IPEL, del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral.

Moravia Ochoa, aparece en diversas antologías poéticas. Cuentos y poemas suyos han sido traducido al inglés, polaco y otras lenguas.

FUENTE: PANAMÁ POESÍA