AMELIA DENIS DE ICAZA
POR: ROBERT A. GOODRICH V. *
Siguiendo con las biografías de grandes mujeres panameñas ahora nos sumergimos en la vida de Amelia Denis de Icaza que escribió uno de los poemas más extraordinarios y famosos de la literatura nacional.
Al Cerro Ancón, por
Amelia Denis de Icaza
Ya no guardas las huellas de mis pasos,
ya no eres mío, idolatrado Ancón.
Que ya el destino desató los lazos
que en tu falda formó mi corazón.
Cual centinela solitario y triste
un árbol en tu cima conocí:
allí grabé mi nombre, ¿qué lo hiciste?,
¿por qué no eres el mismo para mí?
¿Qué has hecho de tu espléndida belleza,
de tu hermosura agreste que admiré?
¿Del manto que con recia gentileza
en tus faldas de libre contemplé?
¿Qué se hizo tu chorrillo? ¿Su corriente
al pisarla un extraño se secó?
Su cristalina, bienhechora fuente
en el abismo del no ser se hundió.
¿Qué has hecho de tus árboles y flores,
mudo atalaya del tranquilo mar?
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
¡Mis suspiros, mis ansias, mis dolores,
te llevarán las brisas al pasar!
Tras tu cima ocultábase el lucero
que mi frente de niña iluminó:
la lira que he pulsado, tú el primero
a mis vírgenes manos la entregó.
Tus pájaros me dieron sus canciones,
con sus notas dulcísimas canté,
y mis sueños de amor, mis ilusiones,
a tu brisa y tus árboles confié.
Más tarde, con mi lira enlutecida,
en mis pesares siempre te llamé;
buscaba en ti la fuente bendecida
que en mis años primeros encontré.
¡Cuántos años de incógnitos pesares,
mi espíritu buscaba más allá
a mi hermosa sultana de dos mares,
la reina de dos mundos, Panamá!
Soñaba yo con mi regreso un día,
de rodillas mi tierra saludar:
contarle mi nostalgia, mi agonía,
y a su sombra tranquila descansar.
Sé que no eres el mismo; quiero verte
y de lejos tu cima contemplar;
me queda el corazón para quererte,
ya que no puedo junto a ti llorar.
Centinela avanzado, por tu duelo
lleva mi lira un lazo de crespón;
tu ángel custodio remontose al cielo...
¡ya no eres mío, idolatrado Ancón!
Panamá, 1906
Del libro: Hojas Secas. 1927
Dedicarle estos versos al Cerro Ancón en esos tiempos cuando Panamá soñaba con la soberanía fue magistral estos versos se convirtieron en lectura obligada en todas las escuelas y junto al poema "Patria" de Ricardo Miró e "Incidente de Cumbia" de Demetrio Korsi son de los poemas que más he disfrutado cuando estaba en mi época escolar y también de los más leídos en Panamá.
Nació en la ciudad de Panamá el año de 1836. Su padre era de origen francés, y su madre panameña. Desde pequeña tenía mucha afición a la literatura y hacía poesías llenas de un natural encanto, sin ningún artificio estudiado, como cantan los pájaros. Colaboró siendo muy joven en el periódico que editaba su padre, Don Saturnino Denis, en Panamá.
Recibió su primera instrucción primaria en la Primera Escuela elemental de niñas, en el barrio de Santa Ana. Pero su formación cultural la debió al hogar y al propio esfuerzo. Doña Amelia se encuentra, en efecto, entre los poetas noveles que se estrenaron desde las columnas de "La Floresta Istmeña".
Contrajo dos uniones conyugales; del primer matrimonio tuvo varios hijos, de los cuales podemos mencionar a Doña Julia Ramírez de García; del segundo sólo tuvo una hija, Doña Mercedes Icaza de Espinosa, casada en Nicaragua.
Murió en Managua, Nicaragua, el 16 de julio de 1911, luego de una vida apasionada y generosa en desdichas, según se desprende del contexto de sus poesías. Fué muy llorada y sentida por sus numerosas amistades que guardan todavía el recuerdo imperecedero de la inmortal poetisa.
Otros poemas:
Patria, por
Amelia Denis de Icaza
Oh Patria idolatrada, mi pueblo generoso,
al fin ¡ay! te obligaron a levantar la frente
y en un supremo grito te alzaste valerosa,
llevando entre tus manos la enseña independiente.
¡Oh Patria! yo he sufrido contigo en tus dolores,
tus luchas amargaron mis noches y mis días,
de lejos he escuchado tus hórridos clamores
enviándote mi espíritu sus hondas simpatías.
Oh virgen, yo soñaba tu porvenir de gloria,
mirándote tan bella, de orgullo sonreía,
hoy te hacen que aparezcas ingrata ante la historia,
a ti, la noble víctima de odiosa tiranía.
¿Qué has hecho? no te culpo, los otros te arrojaron,
los otros que en tres años de lucha desgraciada,
tu rico y albo manto con saña destrozaron
cuando eras de Colombia la joya más preciada.
¿Qué has hecho de tu gloria, mi pueblo tan querido,
y cuál será la suerte, pregúntome yo a solas,
de aquellas mis montañas donde formé mi nido,
de mis doradas playas besadas por las olas.
De aquellas blancas flores que el cielo nos ha dado
que forman de la istmeña justificable orgullo,
'la flor del Santo Espíritu' de aroma delicado,
que lleva una paloma guardada en su capullo.
¡Oh! guarda Dios piadoso! mis flores adoradas,
que nunca los extraños profanen su hermosura,
¡guárdalas Ser Supremo! que vivan ignoradas,
que no llegue a tocarlas ninguna mano impura.
Y tú siempre tan bella, tan noble, Patria mía,
de todos admirada, de todos pretendida,
aliento y esperanza mi corazón te envía,
mi blanca flor istmeña del tallo desprendida.
Qué triste, sí, que triste la fratricida guerra,
y allá en mi suelo ístmico, el drama sin segundo,
y el grito de exterminio lanzado en esa tierra,
en el hermoso puente por donde cruza el mundo.
Aquel mi pobre pueblo, tan noble, tan valiente,
tan grande en esa lucha y en desigual batalla,
y aquella triste historia de Calidonia el puente,
sembrado de cadáveres por la infernal metralla.
Desesperada lucha, Colombia, y tú tan fuerte
contra el pequeño pueblo, la perla de tus mares,
contra ese pueblo libre, y heroico hasta la muerte,
que hiciste de tus hijos? ¡hay luto en sus hogares!
Y sin embargo lloro, flameando está orgulloso
el lábaro que alzaron allá en mi patrio suelo;
pero ese no es el mismo que conocí glorioso,
que como santa enseña, me presentó mi abuelo.
¡Oh pueblo de Colombia, tú no eres responsable,
que fresca está la tumba del noble San Clemente,
de aquel anciano digno, patriota venerable,
que por el voto unánime, subió de Presidente.
Palacio de San Carlos, vistierónte de duelo,
con un crespón ataron tu liberal enseña,
un ángel te guardaba, tendió por fin su vuelo
y con sus blancas alas, cubrió la faja istmeña.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Escucha Ser Supremo, la súplica ferviente,
que mi alma de rodillas eleva ante tu altar,
conserva al pueblo ístmico su libertad naciente
sin que un extraño lábaro la llegue a profanar.
Dejad ¡Oh Ser Supremo! que el Istmo siempre viva,
con el trabajo honrado y la virtud por guía,
que no sea su esperanza, cual sombra fugitiva,
ni su soñada gloria como la flor de un día.
Del libro: Hojas Secas. 1927
A La Muerte de
Victoriano Lorenzo, por
Amelia Denis de Icaza
Atado! y ¿para qué? si es una víctima
que paso a paso a su calvario va
lo lleva hasta el banquillo la república
y con ella en el alma a morir va.
Atado! y ¿para qué? frente al suplicio
los soldados esperan la señal,
el plomo romperá su pecho heroico
que ostentaba la enseña liberal.
Marcha a su lado el sacerdote trémulo
hablándole del cielo y de perdón
lleva un Cristo en las manos, y está pálido
murmurando en silencio una oración.
El sigue su camino siempre impávido
sin el hondo sufrir del criminal
libre nació bajo sus grandes árboles
y en ruda lucha defendió su ideal.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
De hombres nacidos en las selvas vírgenes
en grupos de invencibles lo siguió
que allá en nuestras montañas, el indígena
puede morir pero rendirse no.
Se hizo su jefe el montañés intrépido,
el campo de batalla fue su altar
y el órgano divino, el ruido horrísono
del cañón enemigo al estallar.
Y ni el invierno con sus noches lúgubres
detuvo nunca su carrera audaz.
Como el león de los bosques en América
ni dio cuartel ni lo pidió jamás.
Soñó con la victoria, fue su ídolo
y en su mano nervuda se rompió
tras el ideal la noche con lo trágico
que el astro rey en el ocaso hundió...
Y después... y en las sombras del crepúsculo
en un lago de sangre el corazón;
y el pueblo que se aleja del patíbulo
murmurando una horrible maldición.
Su centro era el peligro, nunca el pánico
hizo su corazón estremecer
se alumbraba con luces de relámpago
cuando iba el enemigo a sorprender.
Del libro: Hojas Secas. 1927
Dejad Que Pasen, por
Amelia Denis de Icaza
El poeta lucha, sin luchar, qué haría?
sin lucha y resistencia, no hay victoria
ni el corazón del bardo sangraría
para teñir los lauros de su gloria.
Paso a la juventud, dejad que vuele
alzando alegre sus primeros trinos
si le quitáis las alas, cómo puede
sin esa fuerza abandonar el nido?
Dejadle sus ideas, sus ensueños,
larga es la lucha, ruda la batalla
tiene la inspiración muchos bohemios
que serán las lumbreras del mañana.
No olvidéis a Rubén al poeta niño
que al preludiar sus infantiles cantos
de zarzas le sembraron el camino
que atravesó con sus primeros pasos.
Dejad la juventud, sus gallas flores
necesitan la sabia de la planta,
no le quitéis sus bellas ilusiones
dejadla con su fe, con su esperanza.
No lanzéis vuestro dardo envenenado
sobre la juventud que ama y espera
dejad que goce en el festín humano
mientras la sombra de los años llega.
Yo me aparto dejándoles la senda,
por saludarlos al pasar me inclino,
y aquí en mi corazón tienen la ofrenda
de aliento, de entusiasmo y de cariño.
No penséis en la crítica del sabio
si hay luz y claridad en vuestra mente
yo también he tenido mi calvario
y el que puede luchar todo lo vence.
Heroica juventud, alzad la frente
el genio es luz irradiación divina
el que lleve esta luz será el más fuerte
para luchar en la sangrienta lidia.
No abandonéis cobardes el palenque
la gloria ofrece al vencedor el premio
dichosos los que llevan en la frente
la corona simbólica del genio.
Nicaragua, 1909
Del libro: Hojas Secas. 1927
Una gran poeta y una gran mujer que se merece todo mi respeto y admiración por esto hoy le rindo honores en el Mes de la Mujer.
Fuente: Panamá Poesía.
*
Robert Allen Goodrich Valderrama (Panamá 1980): Poeta, Escritor, Bloguero, Embajador de la Paz, Gestor Cultural, Presidente UMECEP Panamá, Creador del Grupo Amor por las Letras, del Blog Mi mundo www.robert-mimundo.blogspot.com ganador de multiples premios ha participado en más de 40 antologías a nivel mundial sus libros publicados en LULU, AMAZON y otros medios.