viernes, 15 de abril de 2016

IGNACIO DE J. VALDÉS JR. "NACHO VALDÉS" OTRO GRAN ESCRITOR PANAMEÑO

IGNACIO DE JESÚS VALDÉS

POR: ROBERT A. GOODRICH V. *

Sin duda alguna uno de los escritores más importantes de Panamá fue Ignacio del J. Valdés Jr., creador de relatos maravillosos, de poemas, de himnos, periodista, escritor en fin un talentoso personaje de las letras panameñas he tenido la oportunidad de participar en el Concurso que le rindé honor a su nombre por el IPEL en Panamá mismo que lamentablemente este año (2016) por primera vez en muchos años no lleva su nombre al parecer en este gobierno decidieron borrar los nombres de estos escritores algo que me parece inaúdito totalmente.

Pero Quién Fue Nacho Valdés conozcamos un poco de su vida.

También conocido como Ignacio de J. Valdés Jr. o Nacho Valdés.  Nació en Santiago de Veraguas, el 6 de junio de 1902. Vivió su infancia y juventud en su pueblo natal. Egresado del Colegio de La Salle, en 1921, como Perito Mercantil y Bachiller.  Falleció en la ciudad de Panamá, el 30 de junio de 1959.

En 1923, funda y dirige el semanario “El Cronista”, de vida efímera.  El ambiente, nada propicio para el periodismo en aquel entonces, acoge, sin embargo, con cordial simpatía al joven escritor que, en 1924, gana los dos primeros premios del concurso abierto por la Secretaría de Educación para escoger la letra del Himno de la Escuela Normal de Institutoras. Este triunfo lo decide a publicar su primer y único tomo de versos, titulado “Vibraciones”,  saturado de un romanticismo muy explicable en la época y en la edad sentimental del poeta.

En 1924, lo encontramos como reportero en El Tiempo, y alcanza pronto la categoría de redactor. En El Tiempo y otras publicaciones de la época, comienzan a aparecer los cuentos y cuadros de costumbres de Nacho Valdés.

En 1928, publica Cuentos panameños de la ciudad y del campo, que abren un sendero nuevo, más autentico y más hondo, a la literatura panameña.

En 1929, labora en la Editora Panamá América, como su primer Jefe de Redacción. En este diario, y en ese mismo año, inicia la publicación de la columna periodística “Vibraciones”, que habría de sostener hasta la hora misma de su fallecimiento.

En 1931, es designado Cónsul de Panamá en Londres. Durante su permanencia en el Viejo Mundo visita casi todos los países de Europa, representando a Panamá en importantes conferencias internacionales, se relaciona con prestantes figuras de la intelectualidad y, en fin, se satura del profundo sentido humanístico de aquella cultura.

Fue Miembro del Club de Prensa de Londres. Miembro Honorario del Institute Littéraire et Artistique de Francia, Paris. Fue invitado Especial de la Liga de Naciones, en Ginebra, Suiza. Varias veces Presidente de la Asociación de Periodistas de Panamá.

En 1938, funda y dirige el periódico radial Vibraciones del Aire, que se transmite ininterrumpidamente hasta la hora de su muerte, a través de la Radio Panamericana.

En 1941, es nombrado Jefe del Departamento de Radio y Prensa del Ministerio de Gobierno y Justicia; en este cargo permanece hasta 1948.

En 1943, publica su tercer libro Sangre Criolla, una nueva colección de cuentos vernáculos que vienen no solamente a enriquecer la literatura autóctona, sino que, además, afirman y definen la personalidad literaria del autor.

En 1945, publica Alma, tomo de cuentos cosmopolitas, compuesta por narraciones ambientadas en suelo europeo. A esa obra le siguen, en 1947, Mandrágora y Ternura, la primera, una colección de cuentos preparada para la Biblioteca Selecta que dirige Rogelio Sinán, y la segunda, una colección de cuentos de navidad.  Por último, aparece, en 1949, los Cuentos de Carnaval.

La labor de Nacho Valdés se encuentra en el periodismo, radial e impreso, a través de sus Vibraciones y de otras colaboraciones especiales para Mundo Grafico, Revista Siete, Épocas y Revista Lotería. Laboró casi un lustro en el Diario La Hora, cuyas publicaciones le valieron muchos sinsabores, sin que ello hiciese disminuir su espíritu de combate y su defensa de los ideales del sistema democrático. Además, fundó y dirigió el Semanario Tribuna Libre y colaboro en numerosas publicaciones extranjeras.

Fue el propulsor de la idea para que en Panamá se dedicara un día especial , el internacional, es decir el tercer domingo de junio, para honrar a los padres panameños.  Su amor y aprecio a su padre lo demuestra el poeta, en el siguiente mensaje, tomado del diario La Hora, y publicado por la Revista Lotería en junio de 1949.

En sus crónicas periodísticas, combate los excesos de lo que denomina entonces “el chiarismo”. Denuncia la corrupción administrativa, pero sobre todo la sumisión de nuestros gobiernos a las exigencias de Washington.

En cada una de sus columnas se observa su interés de exaltar nuestra identidad cultural, vulnerada por una serie de influencias exógenas que disminuían no solo nuestro concepto político de nación soberana, sino nuestra expresión como pueblo con una cultura propia.

En sus cuentos encontramos, una serie de denuncias, particularmente contra funcionarios inescrupulosos, deshonestos, con escasa sensibilidad por el drama de los humildes. Son denuncias que no pierden vigencia. Algunos cuentos nos hacen reír, pero otros nos  hacen reflexionar sobre las muchas injusticias que se cometen contra los que no tienen  quien los defienda.

Nacho fue poeta, cuentista, escritor y periodista tenaz e insobornable; fue llamado “el periodista del pueblo”. Desde sus columnas periodísticas y radiales defendía al periodiquero, al policía, a la telegrafista, a las enfermeras, a los maestros, y a todo el que él consideraba era víctima de una injusticia o trato inadecuado; era la voz que se levantaba para estremecer las conciencias de un pueblo muchas veces indiferente y cómplice; es el Líder indiscutible de la responsabilidad social de la prensa panameña.

Dedico su vida de escritor a enaltecer los valores panameños y a defender la democracia en su querida Panamá. Apoyó de forma decidida al Movimiento Acción Comunal y la candidatura del Dr. Arnulfo Arias.

Escribió varios himnos y marchas, entre ellos el Himno de Acción Comunal, actual himno del Partido Panameñista. Pero sobre todos, existe una marcha, escrita a la enseña ideal, hecha con retazos de nuestro cielo y destellos de la aurora, que todos los panameños cantamos con el corazón henchido de emoción por el amor a nuestra Bandera, nos referimos a los sentidos versos llenos de amor y admiración a La Bandera Panameña; también conocida como la Marcha Patriótica.

A lo mejor hoy muchos desconocen que Nacho Valdés fue poeta y escribió Marcha Patriótica.

Parte de su obra:

Vibraciones, por
Ignacio de Jesús Valdés

Tú sabes bien que tengo muchas cosas que decirte…. Tú sabes que soy cobarde ante ti….Pero… sabes por qué callo cuando te miro? Porque temo…temo que mis palabras sean el hálito emponzoñado que empañe el límpido cristal de tus ingenuos dieciséis años.

Sé que mis palabras balbucientes que susurrarían a tu oído te harían estremecer con los espasmos de lo Desconocido….

Por qué me miras así?  No temas, escucha:

Cuando yo iba sólo, cuando marchaba sin rumbo y tú apareciste en la curva de mi sendero envuelta en cendales de ilusión, mis ojos sintieron la irradiación de la luz, mis oídos percibieron la música de tus pasos, y mis manos se tendieron hacía ti, oh Presentida! Y mis labios modularon salmos de salutación.

Y a pesar de que nunca mis ojos se habían recreado con la magia de tus encantos, el corazón te reprochó dulcemente:“Oh Bien Amada! Por qué has tardado tanto? Hace tiempo te esperaba! Te he amado en el rayo de la luna que besó con ósculo de luz mis pupilas brumosas de ensueño; te he amado en el trino del ruiseñor enamorado cuando en el ramaje florecido hacía dúo al canto de melancolía que arranqué a los cordajes de mi lira; te he amado en el perfume de las brisas que en secreto me hablaron de ti; te he amado en la luz de plata de la estrella lejana que nacía tras los montes esmeralda con la agonía escarlata del sol; te he amado en el encanto melancólico de los vésperos amatistas de los atardeceres abrileños…. Oh la amada Presentida! Cuánto has tardado! Dulce Samaritana! Dame a beber en sueño en el hueco de tus manos liliales….!

Ta has quedado pensativa y me miras asombrada con un gesto de reproche y asombro: he descorrido el velo de tu inocencia; he sido la sombra de un ala fatídica que ha empañado por un momento la tersura de las aguas serenas de ese lago ideal por donde bogaba plácidamente la góndola azul de tus ensueños floridos al compás del cántico a la Juventud que entonan tus felices dieciséis años….

Nacho Valdés.

Cuento publicado en: Cuentos panameños de la ciudad y del campo.

La Bandera Panameña,
por Ignacio de Jesús Valdés

Con retazos de mi cielo,
con destellos de la aurora,
con la albura de un anhelo
te dibujaron, enseña ideal.

Las estrellas que en ti lucen
nos enseñan el camino
que conduce a tu destino
donde serás
siempre inmortal.

Oh bandera, que orgullosa,
en mi cielo azul flameas
que seas siempre la gloriosa
que la altiva siempre seas.

Cuando miro de tu lienzo
de los iris los reflejos,
lleno de nostalgia pienso
en el día en que esté lejos.

Pero yo quiero, Bandera mía,
que cuando me toque, por fin, marchar,
que cubra entonces
mi huesa fría
tu lienzo adorado
y descansar!

Publicado en:
Revista Lotería, Nº 84, de noviembre de 1962.

NOTA: La anterior composición es la letra de la "Marcha Patriótica"
cuya música fue compuesta por el Maestro Alberto Galimany.

Himno de Acción Comunal,
por Ignacio de Jesús Valdés

Marchemos al compás de esta canción
que es nuestro himno marcial,
La Patria pide nuestro corazón
porque es siempre leal,
la gloria amaneció un día triunfal
y nuestra fue la victoria;
Panamá: Panamá:
ya tienes tu libertad.

Oh, Patria querida, libre eres ya;
de tus tiranos hoy
el recuerdo infeliz quedó
que jamás nuestro ideal
podrá olvidar.
El Mundo nos mira, con emoción
viendo que somos hoy
Pueblo altivo, valiente y siempre leal
por nuestra Acción Comunal.

Marchemos al compás de esta canción
que es nuestro himno marcial,
La Patria pide nuestro corazón
porque es siempre leal,
la gloria amaneció un día triunfal
y nuestra fue la victoria;
Panamá: Panamá:
ya tienes tu libertad.

Música: Ricardo Fábrega Jr.

Publicado en: El Movimiento de Acción Comunal en Panamá. Por Víctor Manuel Pérez y Rodrigo Oscar de León Lerma.

El Muerto que Sudaba, por
Ignacio de Jesús Valdés

Esta es una historia verídica.- Quien me la contó, un amigo cordial cuya compañía hace que las horas transcurran con velocidad vertiginosa, vive aún, y es un poeta grande y querido, cuya obra nos ha hecho conocer más allá de nuestras fronteras….

Cuando él, en una noche fría de Agosto nos contó esa anécdota de la vida panameña en tiempos en que había partidos liberal y conservador, que ya no los hay, a un grupo de bohemios trasnochadores, cómodamente repantigados en una banca del parque de Santa Ana, nos dio nombres propios, que yo callo, porque los aludidos sabrán encontrarse en este relato si hasta sus ojos llega algún día.

Y va de cuento….

Corrían los tiempos de la dominación colombiana, cuando los liberales aun se batían por la enseña roja y los godos” rabicenizos” ostentaban el pendón celeste como enseña para mandar al seno de Abraham o a las calderas de Pepe Botero al que no pensara en fondo azul….

Los liberales estaban en la “yaya”; los conservadores, dueños de vidas y haciendas, de Gobierno y Justicia, no dejaban que ningún rojo asomara las orejas por las calles de la muy noble y leal ciudad ésta, después del toque de silencio, a las nueve de la noche.

¡Ni los chiquillos hoy día estaban como los liberales en aquellos memorables días de ingrato recuerdo!

Pero los rojos, aunque en la mijarra, no se daban a la ley y nunca les faltaba pretexto para burlar las disposiciones de los Godos. Como a todo mortal, de cualquier bando, les  gustaban los pindines, el trago a tiempo, y la aventura callejera de que fue tan pródiga siempre nuestra ciudad capital.-Pero para los liberales, zape!-

Y fue una noche. -Sentados en Santa Ana, arrinconados  y silenciosos estaba un grupo de liberales, como perros con vejiga, cuando uno de ellos, levantando un poco más la voz, dijo como quien lanza una proclama: “ Copartidarios: hace sed y hay que ver la manera de humedecer el galillo. -Se me ocurre una idea y allá va: como solamente podríamos beber en un velorio, sin contravenir los reglamentos, es necesarios que uno de nosotros se muera, lo amortajamos, lo velamos, lo lloramos y nos lo chupamos: así podremos desvelarnos impunemente. -Y digo más: propongo que sea yo el muerto!”

Los contertulios se miraron asombrados. -Se habría vuelto loco este copartidario? -Ante el silencioso estupor de sus oyentes, el de la voz cantante explicó: -“Pero me comprenden ustedes? Esta muerte es de mentira! -Nos vamos donde Ña X… (aquí el nombre de una vieja carimañolera conocida) que vive aquí cerca en el Revellín, le mandamos a freír empanadas, carimañolas, le ordenamos prepare un sancocho de gallinas, compramos unas cuantas botellas de ron, le pedimos la sala prestada para morirme yo, me hago entonces el muerto, los acompaño comiendo y tomando hasta que llegue la ronda, cuando ésta llega, y salto al catre que estará entre cuatro velas en mitad de la sala, me estiraré, cruzaré las manos sobre el pecho, y el godo se la tragará. Cuando se retire, vuelvo a formar quórum!”

Un “¡bravo! unánime acogió la idea. -Momentos después en el Revellín había un muerto con el consiguiente velorio y acompañamiento. -Por lo que parecía, era liberal el muerto pues sólo de liberales se componía el acompañamiento.

Un oficial de correría que pasó frente a la casa vio una vieja que hacía fritangas y a un grupo de cariacontecidos liberales que entre copa y copa jugaban a las cartas, al dominó o al tablero, y siguió su camino.

Llegó la media noche y con ella el relevo de las rondas -El muerto con los dolientes  discutían acaloradamente por una jugada dudosa después de haber ingerido algunas botellas y puéstose en calor algo más de lo necesario, cuando a la luz de un farol, brilló en la esquina de la calle el sable y la visera del oficial más malo y malicioso que ha podido dar el partido conservador.

Llegó, se detuvo, vaciló un poco, como tomando rumbo, y al darse cuenta de la animación que en el fondo de la calle había, dirigió hacia allá sus marciales pasos.

Nuestros héroes, que se habían dado cuenta de sus movimientos, al verlo encaminarse hacia ellos, se prepararon; el muerto, dando traspiés, se acostó en el catre, cerró los ojos, se arropó con la blanca sábana, cruzó las manos sobre el pecho, contuvo la respiración y …. aguardó los acontecimientos…

Mientras, los dolientes continuaron animadamente:
-Doble cena!
-Salgo yo!
-Paso!
-Ahí va esa cena y quina!
-Me doblo!
-Me jo…. robaste, chico, pero ahí va esa!
-Paso!
-Paso también!
-Digo lo mismo!
-Límpiate con esta tuza!
-Ahí estoy!
-Me doblo…!
-Buenas noches!-Dijo el oficial de ronda -aquí que diablos pasa que se juega, se bebe, se come y se hace tanta bulla?

-Nada, señor, -dijo muy compungida y bien aleccionada la vieja dueña de la casa -que el señor N….. se murió esta tarde, pobrecito! y aquí lo estamos velando…. ”Y se limpió con el delantal el llanto que le producía el humo de la paila.

-A ver, veamos ese muerto! -dijo el oficial que era nada menos que antioqueño.

Los circunstantes se quedaron perplejos pues no contaban con esa, y cada uno fue alistando con la vista el camino de la fuga, por donde era menos peligroso correr, en caso de catástrofe.

Mientras, el antioqueño había llegado junto a la cama; con mucho respeto se descubrió, agarró el  kepis con la mano izquierda y, con la derecha levantó una punta de sábana y dejo al descubierto la faz del “ muerto”.

Este, sea por el efecto de la discusión anterior, del espíritu de caña ingerido, por el sustito que lo acompañaba o de tanto aguantar resuello, o quizás por todo combinado, tenía la frente completamente cubierta de sudor.

El antioqueño se paró en seco, frunció el ceño, se  inclinó, miró más de cerca, y con un gesto muy “centrano” dijo, requiriendo el chafarote: “Ah! berriondo, pero si este muerto como que está sudando…!”

Inútil considero decir que muerto, dolientes y todos desaparecieron como por encanto….

Nacho Valdés.

Cuento publicado en: Cuentos panameños de la ciudad y del campo.

Obras Publicadas:

Vibraciones (poesías). Talleres Gráficos La Unión. Panamá. 1926
Cuentos panameños de la ciudad y del campo. Editorial Gráfico. Panamá, 1928.  2.ª edición - Editorial Gráfico. Panamá, 1955. 3.ª edición - Librería Cultural Panameña. Panamá, 1979. Edición conmemorativa  - Asamblea Legislativa, 2003, Colección Centenario de la República de Panamá (1903-2003). 1928
Sangre criolla, nuevos cuentos panameños. Acción Católica. Panamá. 1943
Alma. Compañía Editora Nacional. Panamá. 1945
Mandrágora. Selección de cuentos, Panamá. 1947
Ternura. Cuentos de navidad. Editora Panamá América. Panamá. 1947
Cuentos de carnaval. Editora Panamá América. Panamá. 1949
Páginas escogidas. (Obra póstuma) Cuentos, leyendas, tradiciones, parábolas, crónicas y traducciones. Imprenta Nacional. Panamá.

Este servidor tiene el hermoso libro titulado Cuentos panameños de la ciudad y del campo una verdadera joya literaria altamente recomendado por la calidad de sus cuentos, narraciones escritas con maestría con describen las vivencias del interior de nuestro país, del campo y también como su titulo lo indica de la ciudad.

He resumido un poco de su vida misma de la cual poco se ha escrito de la página Panamá Poesía en celebración por el Día del Escritor en Panamá he dejado la semblanza de la vida de uno de los grandes de las letras panameñas.

Fuente
-Panamá Poesía

*
Robert Allen Goodrich Valderrama (Panamá 1980): Poeta, escritor, ensayista creador del Blog Mi Mundo www.robert-mimundo.blogspot.com del Grupo Amor por las Letras Presidente en Panamá de UMECEP Panamá ha participado en más de 40 antologías a nivel mundial y sus libros están publicados en www.lulu.com www.amazon.com y otros lugares ganador de diversos reconocimientos como Certificado de Participación Concurso Nacional de Cuentos Nacho Valdés 2013-IPEL Ministerio de Trabajo de Panamá, Premio José Martí a su obra-Café Cubano (2016), entre otros.