sábado, 7 de enero de 2017

A LOS HÉROES PANAMEÑOS POEMA DE ELSIE ALVARADO DE RICORD


Siguiendo con el homenaje a los mártires del 9 de enero Otro extraordinario poema dedicado a esta fecha por otra gran poeta panameña.

A los Héroes Panameños, 

por Elsie Alvarado de Ricord


Mártires de mi Patria, compañeros

que enfrentasteis el pecho a la metralla,

maduros de valor, como maduran

los niños pobres, ay, desde la infancia.


En vuestras manos firmes, la bandera

era una nueva llama de esperanza,

del amor a la tierra y al idioma,

del derecho a la paz, y sobre todo

a la equidad en nuestro noble suelo.


¿Quién ha osado segar este prodigio 

de corazones jóvenes, colmados

por más de medio siglo de injusticia,

vivas antenas que captar sabían

los acentos más hondos de la Patria?


¿Quién responde con pólvora a las notas

de nuestro Himno Nacional, quién pudo

infestar nuestra atmósfera de gases,

qué soberbia ancestral mueve esas manos

que destrozan así nuestra bandera?


¿Por qué regáis la muerte en nuestro suelo,

desleales inquilinos zoneítas?


No descendéis de Washington, de Lincoln;

vuestra mano no es mano libertaria;

es la mano esclavista, que asesina,

la que codicia, la que ruge armada

por tierra y mar y cielo; vuestros pasos

siembran la indignación en nuestro Istmo;

por vuestros labios hablan solamente

los Teodoros, los Truman, los MacCarthy,

y vuestros corazones no conocen 

la esencial hermandad de los humanos.


Mártires panameños, inmolados

en pleno florecer, llamas enhiestas

que un vaho de impiedad ha derribado

al amparo cobarde de los tanques.

Mártires panameños, niños-hombres

que el hogar y la escuela modelaban,

frentes ya para siempre reclinadas

con el gesto rendido de la muerte.


Cómo mirar con ojos apacibles

el silencio cuajado en vuestros labios.


¿Quién mirará sin estremecimiento

el rostro de dolor de vuestras madres?

¿Tiene la patria alguna recompensa

comparable a la vida de los hijos?

¿Acaso el llanto unánime del pueblo,

la protesta del mundo, el grito airado,

llenarán esa ausencia, esa honda herida

que nunca cicatriza: un hijo muerto,

y aquel rincón del alma en que la madre

sigue acunando, aunque en secreto, al hijo?...


La sangre de los héroes no es estéril:

es río desbordado que fecunda

con dolor, las entrañas de los pueblos.  

Rosa Elena Landecho - trece años-

del maternal regazo desprendida,

te ha acogido el regazo de la historia.

José del Cid, Ricardo Villamonte,

estudiantes, obreros, no habéis muerto:

crecéis en la Avenida de los Mártires 

como banderas vivas de la patria.


Los héroes no yacen en la tumba:

remueven la conciencia de los pueblos.


Panamá, enero de 1964.


Publicado en: El Panamá América, domingo 19 de enero de 1964.