Carlos Francisco Changmarín
ESTOS ojos surgir vieron la bestia
en la vaquera noche sin orillas.
Vi la estaca nacer, los alambrados
recorrer las antiguas serranías,
y al paso no dejar un palmo abierto
donde clavar su rancho el fugitivo.
Yo vi sajar la Patria en dos pedazos,
repartirla y clavar otra bandera
extraña como garra de leopardo.
Por mis ojos los pies van colocando
sobre el reseco polvo del camino
el gran rompecabezas de la vida.
Parto siempre a la meta, aunque anochece
voy mucho más allá de los crepúsculos.
Adelante una estrella, atrás la noche,
sobre mi frente el oro del ocaso,
y aleteando conmigo una esperanza,
porque los ojos son para la marcha
y no para los llantos afligidos.
Del libro: Poemas Corporales
Segundo Premio del Concurso Nacional
Ricardo Miró
1955