MOVIMIENTO INFRARREALISTA UN NUEVO GIRÓ A LA POESÍA
Ya mencioné que Roberto Bolaño junto a otros escritores como Mario Santiago Papasquiao crearon un movimiento llamado infrarrealista para derrocar la poesía de la época de Octavio Paz y darle un giro a la misma en México.
Este movimiento realmente al parecer comenzó en 1974 en el Taller de Poesía de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en ese entonces un grupo de poetas firmaron la renuncia del entonces coordinador Juan Bañuelos y el movimiento infrarrealista nació a la luz entre fines de 1975 y comienzos de 1976 en un Edificio en la Calle Argentina, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde vivía Bruno Montané.
La idea y el nombre de la Fundación de un movimiento contra la cultura oficial fue precisamente de Roberto Bolaño quién se entusiasmo con la idea de la poesía irreverente de algunos jóvenes poetas que anteriormente tras la separación y expulsión del grupo del Taller de Bañuelos seguían reuniéndose con el fin de continuar el legado ya comenzado en el pasado.
La historia de este movimiento o fenómeno se puede encontrar claramente narrada en una parte de la novela Los Detectives Salvajes de Bolaño, sí el lector lee detenidamente un párrafo en donde claramente se menciona en la primera parte del libro la historia de unos jóvenes que fueron expulsados de un Taller de Literatura de supuesta poesía, de un muchacho que llegó al mismo y se integró con unos cuantos de esos jóvenes y empezaron a salir, conversar y reunirse con el objetivo primordial de dar a conocer su poesía y libre pensamiento, eso nos demuestra claramente que Bolaño llevó a sus obras parte esencial y fundamental de su historia, del nacimiento de su literatura, de los momentos vividos en México, de sus comienzos, de su amor por una poesía distinta, por un movimiento enigmático y compuesto por unos cuántos locos que buscaban reflejar y darle un cambio a la poesía de la época.
Mario Santiago Papasquiao fue uno de los que más lucharon para mantener este movimiento, aún antes de su muerte llegó a publicar varios trabajos literarios para mantener la vigencia del infrarrealismo, lastimosamente Mario Santiago murió atropellado a principios de 1998 en el Distrito Federal en la Ciudad de México, y años después otro los pilares del movimiento también falleció el genio Roberto Bolaño, fue en ese momento que el movimiento volvió a causar impacto tras la muerte de estos dos míticos personajes, la obra de Mario Santiago Papasquiao no es muy conocida, un caso diferente al de Roberto Bolaño que sin duda alguna tras su fallecimiento se incremento su popularidad y todo el mundo ha querido saber más sobre el movimiento infrarrealista, para saber más información del mismo sí los lectores quieren les recomiendo la página de Internet cuya dirección es: www.infrarrealismo.com en la cual aparecen incluso fotografías de los miembros del grupo, por supuesto que Roberto Bolaño aparece en algunas de ellas y además las portadas de algunos de los libros escritos por los miembros del grupo, entre los que aparece uno de Roberto Bolaño titulado: El Último Salvaje que curioso no, sin duda alguna el sabía de antemano que el se convertiría en El Último Salvaje del siglo XX, por su forma de vivir, su estilo de escribir y la grandeza de su obra, el libro fue editado por la Editorial Al Este del paraíso, sin duda alguna grandes exponentes formaron parte de este grupo como: Mario Santiago Papasquiaro que escribió el libro Beso Eterno, Víctor Monjarás-Ruiz con el libro Adamar (Hijo del Hombre), Ramón Méndez con el libro Al Amanecer de un Día Dos Lagartija, Pedro Damián Bautista con el libro Estrella Delta-Escorpio, Julián Guillermo Gómez con el libro Vivir para Cantarlo y Ismael Velázquez con el libro Polvo de Billar, vaya que me hubiera gustado leer estos libros, muchos de estos poemas que escribió Bolaño durante esta época aparecen publicados en el libro póstumo titulado: La Universidad Desconocida publicado por la Editorial Anagrama en el 2007 el cual recomiendo a los amantes como yo de la buena poesía, de la real, de la auténtica, la que se siente en la sangre.